#apenas les llegó el agua
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En los 80 quien había en el gobierno? Felipe González no?
Investigar, gente.
Dirán que es una conspiranoia pero bien escrito está en el BOE 😂
Tristemente, tengo la sensación que lo de valencia se repetirá en varios sitios en el mundo hasta bien entrado 2025, así que cuidado !!
#la gente q conozco en valencia está bien#nunca compréis pisos que se encuentran en un principal bajo o incluso primer piso#por razones obvias#apenas les llegó el agua#I’ll keep yall in my prayers 🙌🏾#aunque sea más caro siempre de segundo piso para arriba#pobre gente en valencia#todas las vidas y desaparecidos#la gente que ha atacado a valencia lo pagará#hay términos en inglés que definen esto#y esto ha sido un ataque perpetrado#lit que sale en el BOE que se manipula el clima#a ver si espabiláis
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Hola! Espero que estéis bien 💓 Puedo pedir ler!Hashiras y lee!Muichiro, por favor? Él es el bebé del grupo, merece ser mimado por la hashira! ☺️ puedes escribir la historia como quieras, y no hay presión para aceptar la petición ✌️ ¡gracias!
Que buena idea para un fic😜💖💖
Vamos a empezar!
Ler's: Hashira's Lee: Muichiro Tokito
Muichiro es conocido por ser el pilar más joven (Literal, tiene la edad que cualquiera tiene o "va a tener" aquí) El primer día que se ingresó como Hashira lo vieron inmediatamente como una especie de bebé del grupo. Era callado, joven; y tierno para los demás, incluyendo a Shinobu que algunas veces lo mimaba al punto de molestarlo.
Y eso apenas comenzó. Cuando se ingresaron los nuevos y últimos pilares, teniendo la llegada de Mitsuri y Obanai. Mitsuri se encariñó con él una vez que lo vió hasta el punto de hacerle mucho cariño. De repente hablaba con él y Mitsuri sostenía su cabeza y le daba un besos en su frente. O incluso a veces le gustaba despertarlo haciendole cosquillas en sus pies. Y en esto de vez en cuando lo hacían también Shinobu o incluso Tomioka
A veces Sanemi se burlaba de él haciendo cosas como cargarlo o rascarle la cabeza de la nada mientras está hablando. Rengoku era de los que le tenía respeto, lo trataba como si fuera una especie de hermano menor, animándolo, haciendo ejemplos literales para niños╰_╯ o incluso celebrarle hasta cuando respire. Himejima lo trataba como si fuera un niño más de los que cuidaba, le daba buenas bienvenidas cuando visitaba su cascada, le acariciaba la cabeza o si lo veía sudando le daba agua para beber...
Obanai también lo veía como un niño muy pequeño sin embargo no le tocaba sin avisar ni tampoco le hacía cosas que el no esperaba ni quisera. De hecho lo ha llegado a alagar por ser muy talentoso, además de impresionarle por ser muy joven le sorprendía que fuera muy como es él y llegó a tenerle respeto
Muichiro de alguna forma no se quejaba de esto, aunque tenía que admitir que sí era algo constante que hasta se acostumbró...
Un día todos estaban en la finca del patrón Ubuyashiki sentados en los tatamis esperándolo. Pero algo le vino a la cabeza a los pilares que aprovechando que no estaba el patrón, se abalanzaron contra Muichiro y le empezaron a hacerle cosquillas en dónde se pudiera. Todos menos Giyuu y Obanai quién se quedó medio asustado de que todos hicieran eso, hasta se movió un poco de su tatami para sentarse un poco más lejos de los demás
Ellos seguían y seguían con la accidental tortura mientras se escuchaba a Muichiro medio gritando y riéndose un poco. Sus risas subieron unas octavas cuando Mitsuri se acercó más y se escucharon besos repetitivos, mientras se escuchaba a Muichiro reir mientras decía "ayuda" con voz cansada y podemos decir que algo ronca
Ya Iguro quería hasta irse de allí junto a Tomioka :v Pero menos mal que llegó el patrón con su esposa y sus hijas, quienes se estaban preguntando que pasaba con la mayoría de los pilares.
Inmediatamente, amane y algunas de sus hijas intentaron llamarles la atención a estos para que se dieran cuenta que tenían al maestro en frente de ellos. Rápidamente se pararon y se acomodaron en sus sitios, dejando a Muichiro tirado como una mosca :D
"....Dime¿Qué es lo que pasó?"Preguntó el patrón con su leve sonrisa de siempre
"Cuando llegamos todos estaban en una especie de círculos encima del joven Tokito haciéndole cosquillas a excepción de 2 pilares, para cuando la señora Amane les llamara la atención se acomodaran en sus sitios dejando al joven Tokito cansado en el suelo." Narró una de las niñas, exponiendo a los pilares vergonzosa-mente
".... Hijos míos ¿A qué se debió eso?" Preguntó amablemente Kagaya
Los pilares ya no podían ni responder, Iguro se decidió por taparse los costados de su rostro con su cabello, no quería ni mirar a su alrededor después de lo que hicieron
"¿Pueden ayudar a Tokito por favor?" Pidió Kagaya. Haciendo que de una los pilsres le obedecieran, ayudando a Muichiro a levantarse
"¿Tiene daños físicos" Preguntó Kagaya
"Bueno, si piel está roja, su ropa algo arrugada y su pelo está desordenado" Respondió Amane
"Hijos. No quiero regañarlos, pero recuerden que no pueden tratar SIEMPRE a Muichiro como si fuera cualquier niño. Es un pilar como ustedes y merece por lo menos algo de respeto tanto mental como físico, no lo traten todo el tiempo como un niño ¿Vale?" Decía Kagaya amablemente
Los pilares como signo de respeto se quedaron callados en su sitio, diciendo un silencioso "Entendemos, patrón"
"Muy bien.... No quiero asustarlos pero esto puede llevar castigo, esperemos que no" Mencionó Kagaya mientras se sentaba en un tatami apunto de empezar la reunión
#anime#kimetsu no yaiba#cosquillas#tickleboy#viralpost#para todos#viral#cariñito#lee!muichiro#ler!Hashiras
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Odiar amarte (Bjorn x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Parte 1
Sinopsis: la negativa de la mujer ante el pedido de Bjorn para rehacer lo que tenían no iba a detener al joven para seguir intentándolo. Y asi como Yvaga sería un nuevo comienzo en su calidad de vida, también lo sería en su relación.
La primera en despertar del criosueño fue ____, quien se encargó de alistar todo lo mejor posible. Luego despertó Navarro, y entre ambas encaminaron el Corbelan hacia Yvaga ese último trayecto que quedaba.
Los demás fueron despertando uno por uno, todos menos Bjorn. Fue por eso que ____ se acercó s su criocámara.
—... ¿Por qué no saliste?—lo miró preocupada al ver que estaba consiente, pero sin levantarse.
—Queria ver si te preocupabas y venías a buscarme.—sonrió apenas, solo logrando que ____ le diera un golpe en el hombro y se largara del lugar.
Al llegar a Yvaga, el gobierno regente los mantuvo en cuarentena unos días. Investigaron el tema del xenomorfo, pues Yutani venía hace años experimentando con ellos. Incluso los años que los jóvenes estuvieron en el hipersueño, hubo otros accidentes con la criatura.
Pero todo eso quedó atrás cuando el gobierno les cedió una gran ayuda social. Una bonita casa, empleos livianos y la promesa de una vida tranquila fueron más que suficiente para olvidar todo lo vivido.
Pero mientras Rain se mudaba con Tyler y Kay, y Navarro y Bjorn vivían a unas manzanas, ____ se desvaneció.
En un inicio les comentó la oportunidad de unirse a un centro de investigaciones sobre plantas medicinales que Yvaga quería inaugurar, y lo emocionada que estaba con ello. Pero de un día para el otro desapareció. Y pasaron semanas sin tener novedades. Al menos hasta que Navarro la vio en las costas de la ciudad.
—¡Estaba ahí! Hurgando en las piedras de la costa.—miró a su hermano, quien enarcó una ceja incrédulo.
—¿Y por qué no te acercaste a hablarle?—Kay la miró preocupada—. No sabemos nada de ella hace mil años.—
—Un chico se acercó a ella, y se fueron juntos en un vehículo. Yo estaba lejos, no me escuchó cuando la llamé...—
—Osea que ya tiene novio y se olvidó de Bjorn.—Tyler miró divertido a su primo, quien no tardó en levantarse molesto y salir de la sala.
—Tenían el mismo uniforme, eso dice que son compañeros...—
—Si entró a ese proyecto de hierbas medicinales... ¿Tal vez buscaba algas?—Rain lo meditó un segundo—. Significa que puede volver a ir. Podemos quedarnos en la playa...—
—¿Y qué? ¿Quieres plantarte ahí todo el día y esperar a que aparezca?—Bjorn la miró desde el umbral de la cocina—. Es evidente que no le importamos, se esfumó. No quiere vernos.—
—A ti no quiere verte, y por ello todos estamos en el mismo problema.—Kay sonó molesta—. Todo es tu culpa... yo sí quiero ir a la playa.—
—Voy con ustedes.—Navarro sonrió emocionada—. Aún no veo el atardecer sobre el mar.—
Bjorn no podía creer la emoción del trío de chicas, parecían ignorar el hecho de que ____ no quería verlas...
¿No quería?
De todas formas...
Él sí quería verla.
Era un hermoso sábado por la mañana cuando ____ llegó a las costas del norte de Yvaga. Dejó su bicicleta sin mucho cuidado en la acera lindera a la arena, y tras quitarse los zapatos caminó hacia el agua. Le gustaba la sensación cosquilleante de la arena bajo sus pies, asi que disfrutó el corto trayecto.
Se acercó a unas grandes rocas de la orilla, comenzando su búsqueda de algas. Fue solo unos minutos después que un llamado desesperado la hizo voltear.
—¡____! ¡Quédate ahí quieta, señorita!—una Kay apresurada corría con dificultad por la arena, hundiéndose torpemente por usar zapatos pesados. ____ sonrió.
—No me iré.—volvió la atención a las piedras—. Tengo una buena porción de porquería verde aquí...—
—Asi que adiviné.—Rain y Navarro se acercaron a paso más seguro que Kay, apoyándose en la piedra que respaldaba a su amiga—. Eran algas.—
—¿Me espiaban?—Kay finalmente llegó, viendo a ____ guardar algas en un contenedor de plástico—. Que triste.—
—Te vi de casualidad antes... Perdón si me preocupo por una amiga que desapareció de la nada.—Navarro rodeó la roca, agachándose a su lado—. ¿Cuál es tu maldita excusa por habernos ignorado asi.—
—No las ignoré.—la miró finalmente—. Solo... No las estaba buscando.—cerró el contenedor ya lleno, dejándolo sobre las rocas—. Lo siento si las preocupé.—
—... Que disculpa más asquerosa.—
—Bueno, es la única que tengo.—____ se acercó al agua—. Yvaga es genial, y yo solo quiero... Aportar mi ayuda. Debo pagar la oportunidad que nos dieron ¿No crees?—
—¿"Nos dieron"?—Kay enarcó una ceja confundida.
—Si ayudaba en el laboratorio, les darían buenos lugares a ustedes. Y a mi, claro.—sonrió apenas—. Perdón si no te visitaba, Kay. Pero con saber que estabas a salvo y lejos de una mina de carbón estaba tranquila.—
—Nadie te pidió un esfuerzo asi.—Navarro llamó su atención.
—Son mis amigos, haría lo que sea por ustedes. No necesito tu permiso...—sonrió divertida antes de tenderle una especie de microscopio chiquito—. ¿Quieren ver algo genial? Hay gambas chiquitas que viven entre las rocas.—
Tal vez ____ no era una persona muy amorosa como Kay, o abierta como Navarro. Pero amaba a sus amigos, y el trío de chicas en aquella playa lo entendió al enterarse de todo lo que ella hizo por su seguridad.
—Le dijeron que si trabajaba en el laboratorio, nos mantendrían en el sector B, a todos.—Rain miró a Tyler, notando lo sorprendido que estaba—. ____ esta en el área de biomateria.—
—¿Por qué diablos no nos lo dijo?—Bjorn apoyó los brazos en la mesa—. Solo... desapareció.—
—Estamos hablando de ____, Bjorn. Desaparecerse por días era algo muy suyo en Jackson ¿Recuerdas?—Navarro se sentó a su lado—. Esta muy emocionada por este proyecto... Creo que ni siquiera duerme bien.—
—Pasó la tarde con nosotras pero nunca dejó sus apuntes.—Kay apoyó el mentón en la mesa, mirando con cierta tristeza aquella pecera con gambas blanquecinas que había juntado en la playa. (Mi sueño frustrado es tener de esas... Ahre cortaba el relato)
—Bueno, siempre estaba trabajando.—Tyler recordó las tardes de ausencia en las reuniones de fines de semana—. Supongo que aquí será igual.—
—No. No puede ser.—Bjorn lo meditó un segundo—. No puede ser una loca del trabajo aquí también, debe relajarse... Y la idea de que se sobreexija para que nosotros vivamos bien... No me gusta nada.—
Un silencio algo raro los rodeó. Todos creían que Bjorn tenía razón. Y debían hacer algo al respecto.
—Solo será la cena y luego me voy.—
—No, señora. Usted se quedará aquí con nosotros.—Kay la abrazó por la espalda—. Haremos una pijamada~
____ entró a aquella casa y de inmediato fue recibida por sus amigos. Y por Bjorn.
Mientras la lasagna se cocinaba en el horno y Kay llenaba su acuario de más y más plantas, ____ les relataba qué había estado haciendo esos días. Y Bjorn lo supo, la chica estaba comenzando a perderse de nuevo en ese círculo vicioso de trabajo.
—Debes controlarte con eso.—Rain la miró preocupada, diciendo en voz alta lo que todos pensaban—. Vinimos a Yvaga para mejorar nuestra forma de vida... Y tú haces exactamente lo mismo que antes.—
—Si, pero... Ahora lo hago feliz y bajo el sol.—____ intentó bromear, pero a su amiga no le hizo gracia—. Bueno bueno... Intentaré calmarme con eso.—
Después de la cena, y tras tontear un poco entre todos, media docena de colchones se desparramaron por toda la sala. Y todos cayeron rendidos enseguida. Todos menos ____.
Bjorn dormitaba apenas, cuando unos ruidos del comedor llamaron su atención. Se levantó con cierta pesadez, y esquivando a todos sus amigos tendidos en el suelo, se abrió paso hasta el comedor. Y entonces vio a ____ sentada en el marco de la gran ventana que daba a la playa.
—¿No puedes dormir?—la chica se dio un pequeño susto, pero no tardó en asentir—... ¿Puedo acompañarte?—
Algo insegura, ____ le hizo un lugar, y Bjorn no tardó en acercarse. Se sentó a su lado, cuidando no invadir mucho su espacio. Era la primera vez en su vida que se sentía tan nervioso por estar cerca de ella. Algo que sonaría imposible de creer en sus años de noviazgo, donde no se separaban para nada. Al menos hasta que todo se fue al diablo.
—¿Que es eso que se ve a lo lejos?—el chico señalo las costas a lo lejos, donde algo resplandecía apenas.
—Las gambas que viven en las rocas tienen un pigmento en su exoesqueleto que las hace bioluminiscentes.—explicó ____.
—... ¿Como me habías dicho en la nace? ¿Poco agraciado de cerebro?—la chica lo miró—. Hablas en chino para mi, cariño.—no pudo evitar sonreírle, y Bjorn se la devolvió.
—Bichos chiquitos. brillar en luna. Bonito.—habló cual salvaje, señalando la pecera de Kay detrás de ellos. Bjorn resopló con gracia.
—Ya ya, entiendo.—notó el leve resplandor de las criaturas sobre la cajonera de la sala. Eran bonitas—... Sobre lo que hablamos hoy... Era en serio, debes relajarte.—se tornó más serio, y ____ notó eso.
—Me gusta mi trabajo, de verdad es algo que disfruto hacer...—Bjorn estaba por hablar, pero vio que ella continuaría—. Pero vi la preocupación de las chicas en la mañana... asi que lo tomaré con calma.—
—No puedes desaparecer así... Hacías lo mismo en Yvaga.—
—Y por eso hiciste lo que hiciste ¿No?.—Bjorn se aferró al marco de la ventana, afectado por el tono neutral y cortante de aquello—. Me engañaste. Y antes de que te defiendas, esta bien... No fui una novia presente... lo entendí apenas hoy.—
—No, no pienses que es culpa tuya... Yo fui un idiota.—
—Ah, sí lo fuiste. No dije lo contrario.—____ se apoyó en el marco lateral de la ventana—. Me enamoré de mi trabajo, más de lo que lo estaba de ti... Descuidé lo nuestro, y tú tampoco te esforzaste mucho en intentar mejorar las cosas...—un aire helado la hizo tiritar apenas—. Los dos fuimos unos idiotas.—La chica bajó de la ventana, ya algo afectada por el frío y el cansancio—. Será mejor que vayamos a dormir, mañana trabajo por la tarde, y creo que podría descansar bien por primera vez en semanas.—
—... aún quiero intentarlo.—Bjorn no tardó en alcanzarla—. Empezar de cero.—
—... seamos amigos ¿Si? Asi nos evitamos el ciclo repitente de yo estresada por el trabajo y tú engañándome con una mesera.—
—Lo dices tan a la ligera que parece que no te importa.—
—Oh, no no no. No confundas mi actitud ahora. Porque en ese entonces me destrozaste el corazón.—la voz de la mujer se quebró un poquito en esa última palabra, y Bjorn sintió la urgencia de abrazarla en cuanto ella le dio la espalda.
—Lo lamento... Lo lamento de verdad.—la abrazó incluso más fuerte—. Fui un imbécil... Déjame arreglarlo... Si tú quieres.—apoyó el mentón en su hombro, agachándose un poco por la diferencia de altura—. Pero si dices que no, seguiré insistiendo.—
—Ah, que molesto.—
—Juntaré algas contigo... Te acompañaré al trabajo, y te esperaré a la salida... Veré que comas bien, que duermas bien... Me esforzaré para mejorar las cosas... Solo déjame hacerlo.—
____ se aferró a los brazos que rodeaban su pecho, asintiendo apenas. Bjorn sonrió, sintiendo cómo la chica se relajaba bajo su tacto.
Sabía que las cosas serían extrañas en un inicio, que no todo sería color de rosa. Pero se esforzaría, haría lo que sea para recuperar el corazón de la amante del trabajo.
La verdad yo no sé si podría perdonar algo asi.
No sé, nunca tuve pareja, quéseyo cómo reaccionaría. Re solari la piba xd.
Pero calculo que no volvería, no me olvido fácil de las cosas, no podría ignorar el hecho de que en algún momento me cagaste we.
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Desnuda en la niebla Relato ( Primera parte )
El primer contacto eròtico místico con la niebla lo tuvo una madrugada que regresaba junto a unas amigas de bailar, no muy lejos de su casa; la densa niebla las envolvió repentinamente y la noche negra se convirtió en en un cerrado manto blanco. Sus amigas se incomodaron y la humedad enfriaba esos cuerpos que un rato antes estuvieron acalorados y transpirados, ella sintió otra cosa, se dejó abrazar por el fenòmeno y prefirió pensar que algo mágico y sublime estaba viviendo, recordó esos viejos films que grababa para su padre que tanto la fascinaban, lugares sórdidos, puertos del oriente con barcos diluidos en la bruma, clima de burdeles y chicas voluptuosas cuyos cuerpos se esfumaban y desaparecían parcialmente bajo el blanco manto o rubias glamorosas y curvilíneas que escapaban de un pasado sórdido, abordando en la bruma viejos buques cargueros hacia destinos exóticos y plagados de peligros. Creyó mientras el sonido distintivo de los tacones resonaban en el silencio de la noche que se transportaba a la dimensión de sus sueños y anhelo de aventuras, dejó de prestar atención a las quejas insistentes de sus temerosas amigas, compañeras del colegio religioso donde pronto terminaría de cursar para iniciar su etapa universitaria, suspiró extasiada y dejó que ellas avanzaran en la caminata hasta verlas esfumarse parcialmente sin perderlas de vista totalmente. Por cercanía le tocó ser la primera en aproximarse a su vivienda, se despidió de las amigas y apenas a cincuenta metros alcanzó la puerta, abrió y entró. Ella vivía con su madre separada de su padre ,hermana y abuela, La madre casi nunca estaba en casa los fines de semana, su abuela que siempre la esperaba, esta vez dormía, faltaba tiempo para el amanecer, habían retornado antes del baile y decidió previamente buscar una bebida alcohólica en los estantes de un mueble de la sala, más precisamente Ron que su madre había traído de un viaje a Colombia y que nadie tomaba. El único ser que advirtió su presencia fue el perro que la seguía mientras ascendía a la azotea para continuar disfrutando de esa para ella imponente y mágico momento. La visibilidad era escasa, los techos de la fabrica que estaba al frente casi habían desaparecido, las luces se reforzaban en un halo lumínico hasta esfumarse en la neblina. Una tenue y lejana música le llegaba arrullando sus oídos, ella le daba tragos directos del pico a la botella y comenzó a bailar y a desnudarse acompañando el ritmo lejano, se sentó en la baranda con su cuerpo hacia la calle y recordó a los obreros de la fabrica vecina que solían observarla cuando tomaba sol o su vecino que trepaba a un deposito de agua para fisgonear su cuerpo desnudo mientras ella permanecía inmutable, provocadora, dejándose mirar lascivamente. Recordaba y se masturbaba amparada por la escasa visibilidad, eso la excitaba mientras ella se entregada a sus múltiples orgasmos. El amanecer llegó con un claro naranja intenso que coloreaba el blanco de la niebla, ya estaba ebria y se había masturbado lo suficiente para bajar e irse a dormir después de ese alocado acto. de comunión vìvida entre su cuerpo y el cielo que la contenìa en ese amanecer.
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CAP 35 - AMIGOS Y AVENTURA
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Al llegar al tren, cada uno fue a su habitación para recoger las cosas necesarias para pasar la noche bajo las estrellas. La emoción del viaje llenaba el aire y todos estábamos ansiosos por comenzar nuestra aventura.
Me sentía más relajada solo con estar cerca de todos mis amigos. Al entrar a mi habitación, me di cuenta de lo mucho que había necesitado un descanso así. Llené mi maleta con lo esencial: una linterna, una manta abrigada, ropa cómoda, y por supuesto, algunos bocadillos. Mientras organizaba mis cosas, Chance, mi leal amigo de cuatro patas, me observaba con curiosidad.
|| Voy a extrañarte esta noche, amigo || le dije mientras acariciaba su pelaje. Le dejé comida y agua en su plato y avisé al personal para que lo cuidaran mientras yo no estaba.
Una vez lista, me dispuse a descansar un poco hasta la hora del encuentro. Acostada en mi cama, con el tren detenido y la tranquilidad de la estación, la compañía de Chance me ayudó a relajarme.
**
<<Punto de vista de Drake>>
Cuando llegó la hora, nos reunimos en la limusina y nos dirigimos hacia nuestra pequeña aventura. Junto a todos parecía que cualquier problema desaparecería, por lo menos por algunas horas.
El viaje en auto fue una mezcla de risas y conversaciones. Las ventanas abiertas permitían que el aire fresco nos envolviera mientras cruzábamos paisajes pintorescos. Pasamos por verdes praderas, pequeñas aldeas con casas de piedra y campos dorados por el sol del atardecer. Maxwell no dejaba de contar chistes, haciendo que todos riéramos sin parar, mientras Riley y Liam compartían historias de sus viajes pasados.
Finalmente, llegamos al punto donde la carretera se terminaba y comenzaba el sendero hacia el acantilado de Étretat. Aparcamos la limusina y comenzamos la caminata. El sendero era estrecho y serpenteaba entre árboles frondosos, cuyas hojas empezaban a cambiar de color con la llegada del otoño. Cada paso nos acercaba más al sonido relajante de las olas rompiendo contra las rocas.
La caminata fue ardua, pero valió la pena. Al salir del bosque, el paisaje se abrió ante nosotros, revelando las majestuosas formaciones rocosas y los impresionantes arcos naturales por los que Étretat es famoso. El océano Atlántico se extendía hasta donde alcanzaba la vista, su superficie ondulante reflejando los colores del cielo.
Después de una larga caminata, finalmente arribamos a un acantilado con vista al océano. La vista era impresionante. Nos sentamos en rocas altas y colocamos mantas a cuadros en un círculo alrededor de la fogata que estaba armando. El atardecer pintaba el agua de colores naranja y amarillo, y a lo lejos se podía observar un faro al otro lado del acantilado.
|| Podría acostumbrarme a esto || dijo Liam respirando el aire fresco y estirando sus brazos.
|| ¡HOLAAAAA! || gritó Maxwell para que su voz resonara por todo el valle del otro lado || Esto es tan genial ||
Pero, aunque fuera una hermosa vista, necesitaba encargarme de prender el fuego. Concentrado en mi tarea, apenas noté que Riley estaba hablando hasta que ella se acercó.
|| Drake, deberías contemplar la vista || exclamó emocionada.
|| Sí, es realmente bella || respondí, pero mi mirada volvió a concentrarse en la fogata.
|| Drake, ¿no sugeriste venir aquí para apreciar la vista? Porque ahora ni siquiera la estás mirando || insistió.
|| Lo sé, Brown, y prometo que la miraré más tarde... Pero ahora mismo, necesito asegurarme de que tengamos calor. La noche puede llegar a ser demasiado fría || le respondí. Hana intervino riendo.
|| Estoy de acuerdo con Drake. Quizás sus instintos cavernícolas están entrando en acción || Y sus palabras me hicieron reír.
|| Exacto Hana… Proteger y calentar a la tribu es mi misión. Estoy a cargo de eso || Le dije y Liam, que había estado desempacando comida y poniéndola en bandejas, también intervino.
|| Tranquilas chicas, así es como se pone cuando va de campamento. Es mejor dejarlo trabajar en lo suyo ||
|| Exactamente, escúchenlo. Él lo sabe || exclamé apoyando a Liam. Después de unos minutos, finalmente tenía la fogata encendida y el grupo tenía calor || Muy bien, chicos. Como este viaje fue idea mía, era mi responsabilidad asegurarme de que todos sobrevivieran aquí || dije con una sonrisa de satisfacción.
|| No te preocupes, Drake. Yo creo que estaríamos bien por nuestra cuenta aquí. Soy muy ingenioso || exclamó Maxwell, encogiéndose de hombros.
|| Vamos, Maxwell, no te engañes. Tú serías el primero en rendirte || le dije mirándolo con atención || ¿O no recuerdas cuando nos fuimos a acampar por los valles de Cordonia? ||
|| Bueno, esa vez fue diferente... || Maxwell se puso nervioso, una risa incómoda escapando de sus labios.
|| ¿Diferente? Te pusiste nervioso porque escuchaste un búho y pensaste que era un oso || continué, recordando vívidamente la noche en que Maxwell había estado convencido de que un pequeño búho era una amenaza peligrosa || Terminaste durmiendo en la camioneta mientras todos nosotros estábamos perfectamente bien bajo las estrellas ||
El grupo estalló en risas, recordando aquella anécdota con cariño. Maxwell, aunque un poco avergonzado, se unió a la risa, aceptando la broma con buen humor.
|| Está bien, lo admito. Tal vez no soy tan ingenioso como pensaba || dijo Maxwell con una sonrisa resignada. || Pero no te olvides de la vez que tú ayudaste a Liam || exclamó, intentando defenderse. Liam se puso rojo e intentó replicar.
|| Olvídalo, Maxwell, eso no tiene nada que ver || dijo con seriedad Liam.
|| ¿Y qué fue lo que pasó? || preguntó Riley, curiosa. Antes de que Liam o yo pudiéramos responder, Hana gritó fuertemente.
|| ¡MAXWELL! ¡Tienes un animal en tu camisa! || señaló con terror mientras Maxwell se congelaba en su lugar.
|| ¡Santo cielo! ¡Santo cielo! ¡Santo cielo! ¡Nadie se mueva! Puedo sentirlo moverse... Creo que ha llegado mi momento de morir... || gritó Maxwell, cerrando los ojos, completamente desesperado. Me costó no reírme, pero Liam no pudo evitarlo, negando con la cabeza mientras se acercaba a él. Con calma y cuidado, Liam agarró el animal de la camisa de Maxwell y lo colocó delicadamente en su mano, mostrándonoslo. Maxwell respiró aliviado || ¡Qué alivio! Gracias, Liam... || exclamó Maxwell, mirando la pequeña lagartija. || Hola, pequeño amigo... Déjame decirte que no es bueno quedarte en un grupo donde no fuiste invitado. ||
|| ¿Es venenosa, Liam? || preguntó Hana, retrocediendo por miedo.
|| No lo creo, Hana. Tranquila, || respondió Liam con calma mientras la lagartija se acurrucaba en su palma.
|| Viéndolo con más calma, parece inofensiva, || comentó Maxwell, extendiendo su dedo para acariciar al animal. Sin embargo, la lagartija se tambaleó rápidamente hacia él y le mordió la punta del dedo, haciendo que Maxwell gritara de dolor.
|| Seguro que sí... Muy inofensiva, || dijo Riley riendo.
|| Imagínate Maxwell, ese pobre animal te conoce unos minutos y ya te odia... || añadí en tono burlón, sin poder evitar reírme grandemente.
|| ¡Hey, él no me odia! Tan solo siente que soy una amenaza aterradora, || respondió Maxwell, con una cara de enojo que más bien parecía de consternación. Liam soltó a la lagartija en el suelo, y el pequeño animal se escabulló entre los arbustos, desapareciendo de nuestra vista.
|| Está bien, está bien... Ahora que la visita de la lagartija se acabó, || dije aplaudiendo para llamar la atención. || Continuemos comiendo. ||
**
La camaradería y el buen humor aliviaron cualquier tensión restante. La fogata crepitaba, y la tarde se llenó de risas y recuerdos compartidos, haciendo que la pequeña aventura fuera especial. Poco a poco, los rayos de sol se ocultaban, tiñendo el cielo de tonos cálidos y nostálgicos.
|| Gracias, Hana, por proporcionarnos la comida, || dije con sinceridad, apreciando el esfuerzo que había puesto en preparar todo.
|| Fue un placer, Drake. Aunque el viaje fue un poco imprevisto, pude empacar lo necesario. ¡Gracias por organizarlo! || Hana respondió, sonriendo ampliamente.
|| ¡Hana, todo lo que trajiste es perfecto! || exclamó Riley emocionada.
|| Chicos, ¿hay algo que Hana no pueda hacer? || preguntó Maxwell con admiración hacia Hana || ¿Qué más podría pedirle a la vida? Tengo comida, naturaleza, buenos amigos y a la chica más linda de todas ||
|| Awwww, Max, eres un encanto || respondió Hana mientras Maxwell dejaba escapar un gran suspiro, apoyado contra una de las rocas y le daba un beso en su mano. Liam observó a Riley y le dedicó una sonrisa.
|| Tienes razón, Maxwell, ¿qué más se puede pedir? || exclamó Liam mientras miraba a Riley con adoración. Rápidamente aclaré mi garganta.
|| Por favor, por favor... Pueden dejar a un lado la miel || dije tratando de no parecer demasiado disgustado. Por un momento, me sentí como un plato de segunda mesa, observando cómo todos parecían estar perfectamente emparejados || Me alegra que todo esté funcionando || comenté, tratando de mantener un tono ligero.
Pero por dentro, la sensación de exclusión se intensificaba. No era fácil ver a todos tan felices y emparejados, especialmente a Riley con Liam. Cada mirada y sonrisa entre ellos era un recordatorio doloroso de lo que no podía tener. Aun así, me forcé a sonreír y a disfrutar del momento, porque, al fin y al cabo, había organizado este viaje para todos, especialmente para Riley. Verlos felices, aunque me sintiera un poco al margen, era suficiente recompensa.
|| Estoy muy feliz de estar con todos ustedes. Honestamente, es muy liberador poder compartir este momento lejos de todo el drama del tour || exclamó Liam mientras se acercaba a Riley y colocaba su mano cerca de la de ella. Observé cómo sus manos se encontraban de manera natural, y sentí cómo algo se apretaba en mi pecho. Maxwell y Hana parecían inmersos en su propio mundo, ajeno al torbellino de emociones que yo estaba experimentando. De repente, Riley inclinó la cabeza hacia Liam, compartiendo risas y miradas que hablaban de una complicidad profunda. Me quedé allí, observando en silencio. Era evidente que Riley estaba completamente entregada a Liam, y eso me provocaba una mezcla de admiración y resignación. Ambos rieron, y sentí que no podía soportarlo más. Me levanté rápidamente y me dirigí al borde del acantilado. No puedo negar que mi herida seguía abierta, y necesitaba encontrar un rincón donde pudiera olvidar, al menos por una noche, lo que mi corazón realmente deseaba.
Después de algunos instantes, la voz de Riley me sacó de mis pensamientos.
|| ¿Así que finalmente estás contemplando la vista? || preguntó Riley, mirando al horizonte como yo. La miré suavemente y luego volví a admirar el hermoso atardecer.
|| Sí, finalmente. Ahora que me he ocupado de lo básico, puedo hacerlo || respondí, intentando ocultar cualquier emoción.
|| Nunca había visto algo tan hermoso || dijo, llena de emoción. Ambos observamos cómo las hojas se balanceaban con el viento y el sol poniente pintaba los árboles en tonos de rojo, amarillo y naranja. Los acantilados como estos son increíbles para contemplar, especialmente en momentos como estos. || Es muy hermoso, para ser sincera, y me alegra que hayamos venido para verlo || añadió, sonriendo ampliamente. Nos quedamos en silencio por un momento, absorbidos por la tranquilidad del entorno. Después de un rato, ella rompió el silencio con otra pregunta|| ¿Qué te llevó a elegir este lugar para visitar hoy? || preguntó, curiosa por conocer más de mis pensamientos.
|| Bueno, necesitaba un descanso de la ciudad y había oído hablar de lo impresionante que es este lugar al atardecer. Además, pensé que sería agradable compartirlo contigo en tu cumpleaños || respondí, tratando de transmitir la sinceridad de mis sentimientos mientras encontraba en su mirada una calidez reconfortante.
|| Me alegra que lo hayas elegido. Ha sido un buen día para desconectar || comentó Riley, mientras seguía disfrutando del momento || Gracias por hacer esto, Drake, significa mucho para mí || añadió, colocando su suave mano en mi brazo. Su toque envió una oleada de emociones a través de mí, y sentí una conexión profunda en ese instante. Justo cuando abría la boca para contestarle, Liam la llamó desde la distancia:
|| ¡Riley, ven a ver esto! ¡Es increíble! || Su voz rompió el cálido momento que estábamos teniendo, llevándose a Riley consigo. Ella se volvió hacia mí, sonriendo disculpándose:
|| Parece que me necesitan || me dijo. Rápidamente asentí, forzando una sonrisa.
|| Ve, Brown, no te preocupes… Yo seguiré admirando la vista || le respondí. Observé cómo se alejaba hacia Liam, sintiendo cómo la distancia entre nosotros crecía, no solo físicamente, sino también emocionalmente.
Mi mente se llenó de preguntas sobre qué podría haber sido si las circunstancias hubieran sido diferentes, si Riley hubiera sentido algo más por mí. Esas reflexiones persistían mientras los observaba, compartiendo risas y gestos cómplices. Liam le susurró algo al oído que hizo que Riley riera con verdadera alegría. Desde mi lugar, vi cómo Riley y Liam se abrazaban, compartiendo una mirada cargada de complicidad mientras contemplaban el horizonte. Verlos avivó sentimientos que deseaba compartir con ella. Sentí una mezcla de nostalgia y resignación al aceptar que lo que anhelaba con Riley nunca sería posible.
En ese preciso instante comprendí que debía enfrentar la realidad: el amor que sentía por Riley estaba destinado a permanecer oculto. Decidí entonces que era momento de seguir adelante. Debía buscar nuevos caminos, tratando de llenar el vacío que Riley había dejado en mi corazón. Desvié la mirada hacia el horizonte, buscando encontrar algo de paz y comenzar a sanar las heridas que aún mantenía.
Principio del formulario
Final del formulario
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<<Punto de vista de Riley>>
Después de unos minutos, cuando el último rayo de sol se desvanece y la luz de la luna comienza a reflejarse en el agua, casi todos hemos terminado de construir nuestras carpas a la perfección. Liam me mira y se acerca con una sonrisa traviesa.
|| ¡Vaya! Parece que sabías lo que hacías || me dice mientras se mueve detrás de mí, acercándose a mi oído || Y no puedo negar que estoy impresionado. Pensé que aquí iba a poder presumirme frente a ti. || Su voz suave hace que mi respiración se ralentice; me encanta cuando está tan cerca. Giro mi cabeza para mirar sus labios.
|| ¿No me digas? Quién sabe, quizás encuentres otra manera de impresionarme ||
|| No lo sé, eso lo veremos más tarde || murmura mientras sus dedos rozan mi barbilla y me obliga a mirarlo a los ojos. Le sonrío como una boba. De repente, Drake aclara su garganta y nos mira a todos con atención.
|| Muy bien todos, es hora de descansar. Mañana regresaremos a primera hora al amanecer… No queremos que empiecen a buscar a su rey desesperadamente || dice, luego posa su mirada en mí y, con una ligera sonrisa, exclama || Brown, espero que hayas disfrutado de esta pequeña escapada al aire libre. ¡Feliz cumpleaños! ||
|| ¡Feliz cumpleaños! || gritan los demás al unísono.
|| Gracias, chicos. Han hecho de este día uno que jamás olvidaré || respondí, sintiendo una profunda gratitud. Luego, todos nos levantamos y nos dirigimos a nuestras tiendas para descansar.
**
Cuando la oscuridad cayó sobre el campamento, los grillos comenzaban a cantar y la luz del faro iluminaba partes del océano. Dentro de la mía, la luz del fuego parpadeaba constantemente. Podía escuchar claramente cómo todos comenzaban a cerrar las cremalleras de sus tiendas de campaña para pasar la noche. Me recosté en mi cama, pensando en los eventos de mañana. A pesar de todo lo que hemos descubierto, todavía me siento perdida y no puedo negar que tengo un poco de miedo. De repente miro mi reloj y me doy cuenta de que es la hora de mi encuentro con la única persona que me hace sentir segura: Liam. Decido colarme en su tienda. Lentamente, abro la cremallera de mi tienda con cuidado y veo que la suya está ligeramente abierta. Me aseguro de que no haya nadie alrededor y me deslizo suave y lentamente hacia su tienda. Al entrar, lo veo colocando su saco de dormir en el suelo.
|| Toc – Toc || susurro, y él me mira con una gran sonrisa.
|| ¡Riley! Llegaste || Me dice y sin querer, lo miro de pies a cabeza, ya que se encuentra solo con sus calzoncillos. No puedo negarlo, ¡qué hermosa vista!
|| Estaba ansiosa por estar contigo || digo, mientras me acerco lentamente hacia él. De un solo tirón, me hala hacia su abrazo.
|| Riley, debo confesar que yo también moría de ganas por estar a solas contigo. ||
|| Y aquí estoy, Liam, solo para ti. || le susurré mientras acariciaba suavemente su brazo. || No hay otro lugar en el que prefiera estar esta noche. || Mi mano recorre los músculos de su hombro hasta su mano y los entrelazo. Liam me hace espacio, abriendo su saco de dormir y tirando las mantas. Colocada entre sus brazos, lanzo un suspiro que venía conteniendo || Entonces, ¿te gustó escaparte esta noche? ||
|| Seguro que sí. Esto me hace recordar cuando los tiempos eran simples, esos tiempos cuando Drake, Maxwell y yo podíamos escapar de la corte por una noche sin que nadie dijera nada… Sin embargo, este viaje en particular tiene sus méritos... || Coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja. No puedo evitar dejar escapar una pequeña respuesta de gemido || Tu presencia es una magnífica adición ||
|| Yo digo lo mismo y, ¿sabes? Estoy feliz de estar aquí… Aunque no sabía que ustedes solían acampar… Por cierto ¿A qué historia se refería Maxwell hace un momento, que no le dejaste hablar? || pregunto curiosa.
|| Bueno, pues es porque es un poco vergonzosa, se podría decir… Pero te la voy a contar || Me abraza y automáticamente me acurruco en él, sumergiéndome en su cálido toque || No tengo muy clara la edad, pero creo que tenía alrededor de doce o catorce años cuando me perdí en el bosque. Drake, Maxwell y yo nos escapamos a uno que queda junto al palacio para pasar la noche. Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, me levanté a buscar agua. No tuve problema en encontrar el arroyo, pero al regresar, comencé a andar en círculos y no podía encontrar mi camino de vuelta al campamento. Para cuando salió el sol, estaba completamente perdido || exclama con una risa, mientras yo me espanto ante la historia.
|| ¿Y cómo encontraste el camino de regreso? || pregunté asustada.
|| Nunca lo hice. Fue Drake quien me encontró, || respondió con una sonrisa || Había seguido mi rastro desde las carpas y me encontró vagando entre los árboles, a más de veinte minutos de nuestro campamento. Mientras tropezaba en el bosque, me sentía completamente solo, pero cuando Drake me encontró, me di cuenta de que, incluso cuando pensaba que estaba solo, él siempre me respaldaba. Drake jamás se burló de mí; solo me llevó de vuelta. Cuando llegamos a casa, ninguno de ellos mencionó esto a nadie. Es por eso que esta noche me ha recordado mucho a esa aventura. No por perderme, sino por ese sentimiento de saber que tengo personas en las que puedo confiar y contar. Personas por las cuales me preocupo y que me importan más allá de todo el drama cortesano. || El relato de Liam me conmovió profundamente. Sentí una calidez en mi corazón al escuchar la importancia de la lealtad y la amistad en su vida. Verlo hablar con tanto cariño y gratitud hacia Drake y Maxwell, me hizo darme cuenta de lo afortunada que era de estar rodeada de personas tan especiales. Liam continuó, su mirada se suavizó mientras hablaba de sus amigos. || Drake y Maxwell son como hermanos para mí. Drake siempre ha estado ahí, como un guardián silencioso, asegurándose de que nunca me pierda, tanto literal como figurativamente. Maxwell, con su ingenio y humor, siempre sabe cómo sacarme una sonrisa, incluso en los momentos más oscuros. Ambos me han enseñado lo que significa la verdadera amistad. ||
|| Me alegro de que hayamos venido entonces || le digo, mirándolo fijamente. Ver la emoción en los ojos de Liam mientras hablaba de sus amigos me llenó de ternura. Agradecí en silencio tener la oportunidad de ser parte de este círculo tan unido y lleno de cariño.
|| Yo también me alegro || dice Liam, inclinándose lentamente para presionar sus labios contra los míos en un beso prolongado. Sus manos se deslizan suavemente por mi cintura mientras nos fundimos en ese momento íntimo. Cuando nos separamos del beso, susurra cerca de mi oído, con su voz ronca y llena de deseo || Quédate aquí conmigo esta noche || Le sonrío con picardía y asiento con la cabeza.
**
Después de perdernos el uno en el otro durante un rato, apoyé mi frente contra la suya, sintiendo un hormigueo en los labios mientras mantenía los ojos cerrados.
|| Deberíamos dormir un poco || susurré a Liam. Él asintió con la cabeza. Nos acostamos uno al lado del otro, y bajo la tenue luz de la luna, pude verlo sonreír mientras descansaba la cabeza en la almohada. Rápidamente me incliné sobre el espacio entre nuestras almohadas y rocé mis labios suavemente contra los suyos. Liam correspondió inclinándose hacia el beso, deslizando una mano por mi cabello. Luego, con ternura, me rodeó con su brazo, atrayéndome hacia él || Gracias por el final perfecto para un día perfecto, mi Rey || susurré y pude verlo sonreír. Luego me acurruqué entre sus brazos y rocé suavemente su nariz con la mía || Buenas noches, mi amor || murmuré.
|| Buenas noches, mi Reina || respondió Liam en un susurro. Juntos nos sumergimos en un sueño cálido y confortable, donde todas las preocupaciones del mundo se desvanecieron mientras dormíamos juntos, abrazados en la tranquilidad de la noche.
@tessa-liam, @kingliam2019, @choicesficwriterscreations
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The Joy of creation (Welcome Home - fanfic)
Capítulo 7.
[Te duele. Como a mí]
"Ella está bien... Su pulso está regular y su pupila reacciona a la luz".
Había pasado una hora luego de la llegada de Barnabay. Apenas llegó y usó su poco conocimiento para asegurar el bienestar de la humana. Incluso si físicamente eran distintos a ellos. Hizo su mejor esfuerzo, grande fue su alivio al confirmar que no existía ningua lesión externa. Tampoco interna porque, aparentemente, sus signo vitales mostraron estabilidad.
Su calor corporal, anteriormente alto, volvió a la normalidad. También se encargó de dejar un algodón en la nariz de la afectada. A fin de cesar su sangrado leve, no sin antes acomodar correctamente su cabeza.
En todo este tiempo, Wally no se apartó de su inconsciente cuerpo. Ni cuando Barnabay necesitaba más espacio para revisar a la víctima.
"Creo que no debe tardar en despertar. Tal vez solo está agotada o necesita otro tratamiento del cuál desconocemos".
Wally no respondió, solamente oyó a su amigo.
Desde la perspectiva de Barnabay, sintió compasión por el estado de su nueva amiga. Siendo sinceros, no era del tipo de persona de rápida vulnerabilidad hacia los demás; le gustaba pensar que era alguien sereno. Este caso, para su sorpresa, le generó preocupación. Después de todo, (Y/N) parecía ser una buena compañera para compartir chistes, ironías y sarcasmo. No como el resto del vecindario, víctimas de inocencia o el tomar todo a la literal. Todo esto dejó pensativo al perro humorista, es decir, ¿qué razón había para provocar el debilitamiento de este ser humano? En silencio, observó con curiosidad a Wally. Sin tachar a Wally como un sospechoso, pues el pintor siempre fue fenomenal.
El artista llevó una mano en la frente de la humana. Por lo que puede percibir, estaba cálida. Una temperatura agradable. Consideró que tal vez, el exceso de información generó un episodio de shock en ella.
Sea lo que signifique eso.
"Ella estará bien, amiguito. Te lo aseguro. Hasta entonces, debo ir a visitar a Poppy. Dime más tarde cómo se encuentra".
"Adiós, Barnabay. Gracias por todo. Ten cuidado".
Su mejor amigo termina de retirarse de la casa por fuerza de las circunstancias. Aún así, para el humorista, le resultaba impactante ver a Wally tan callado.
Volviendo al presente, el tiempo corrió sin piedad. No pasó mucho pero aún así, la humana parecía recuperar su color y a abandonar esa palidez.
"¿Tú crees que ella despertará enseguida, Casa?"
Casa respondió abriendo unas puertas, sacando unos chillidos de estos. Eso fue suficiente para que Wally asienta.
"Yo también creo eso".
Un dolor débil pero insistente estaba robando su atención. No sabía qué demonios pasó anteriormente, sólo recuerda la charla que tuvo con Wally y en consecuencia, el exceso de información la golpeó como un cubo de agua fría cayendo en su ser. Sus labios, ahora secos, sueltan unos quejidos confundidos. Lentamente abre los ojos, agradeciendo la leve oscuridad de la sala. Salvo por una lámpara prendida cerca suyo (consideración de Casa) en una mesita. ¿Cuánto tiempo pasó? Se preguntaba al ver las ventanas semi oscuras, como si pasara una hora o más.
Intenta incorporarse de a poco, teniendo cuidado con sus articulaciones. Aparte de eso, tuvo la sensación de tener algo tapando uno de los orificios de su nariz. Al quitar el objeto intruso, captó que se trataba de un algodón. El cual retuvo un poco de sangre.
Los acontecimientos pasados vuelven de golpe en su memoria.
"¿Wally?" Llama con una voz áspera, o debilitada, luego de estar en desuso. "¿Wally?" Exclama más fuerte, un poco asustada de estar sola. Sinceramente, en este momento de vulnerabilidad, solo quiere tener a alguien cerca para callar las voces insoportables de su cabeza. Estos andaban vociferando una condena sin indulto a su ser por confiar en el Sr. Darling en estos momentos.
No obstante, ¿qué más iba a hacer? No tenía amigos cerca, ni familiares. Ahora mismo, solo mendiga una presencia calmada capaz de callar este sobrepensar.
Al instante, unos pasos cuidadosos pero apresurados se dirigen en su locación. Finalmente, calma su ser una vez observa aquella cabellera azul de estética vintage. Era el mismo Wally Darling, cargando con una bandeja. Dicho objeto, traía un vaso y una jarra de agua.
Su sonrisa estaba ahí. Pero no era tan grande como en otras ocasiones.
"Estoy feliz de verte despierta. Casa y yo estábamos preocupados". Dice con su tono relajado de siempre. Sus ojos oscuros nunca abandonan los de la humana. De hecho, parecía estar alerta.
Enseguida, Casa abre una puerta, sacando un chillido afirmativo a la oración del dueño.
"¿Ustedes me cuidaron?" Preguntó sorprendida, sin querer.
"Por supuesto, no sería amigable de nuestra parte dejar a un amigo abandonado". Deja la bandeja en la mesa y empieza a verter agua en el vaso de diseño colorido para dárselo a la humana. "Barnabay vino a ayudarnos. Él también nos ayudó".
"Oh..." Su corazón humano latió ante la imagen mental del humorista cuidándola. "Cuando lo vea, le voy a agradecer por su tiempo y servicio". Aceptó el vaso de agua templada. Cuando sus labios hicieron contacto con el agua, automáticamente si cuerpo reaccionó positivamente. Como si fuera un motor de alivio. Y así, las voces de su cabeza se detuvieron. Las condenas desaparecieron y la paz reinó en su subconsciente.
"No te preocupes, vecina. Le haré llegar tus agradecimientos". Wally ensancha finalmente su sonrisa. De alguna forma, encontró adorable su actitud desesperada por agua. Después de todo, (Y/N) capaz estuvo sujeta a malos hábitos de cuidado propio cuando su trabajo, estudios y vida privada de acumularon.
"Ah, gracias por todo Wally y... Casa". Con un estado mejorado y consciencia restaurada, sonrió débilmente.
Wally pudo haberse aprovechado de su vulnerabilidad. Sin embargo, no lo hizo. Este detalle, demostró que sus intentos de buenas acciones pueden salvar su vida...
"No te preocupes, vecina. Eso es lo que hacen los amigo, ¿no?".
Darling siempre fue visto como alguien amable y solidario en la serie. Y aunque, tenga conductas sospechosas cuando está rodeado de la oscuridad y muestras exceso de consciencia; igualmente puede ser una interesante compañía si la prudencia es practicada.
¿Era Wally Darling, realmente un villano? ¿Cuál es su conexión hacia el conocimiento/consciencia? ¿Su exceso de información y control tiene algo que ver con lo oculto o esotérico?
(Y/N) no se había dado cuenta que de tanto perderse en sus pensamientos, el artista fue a la cocina de nuevo, para volver en breve con una tarta. Había dicho algo de comprar ingredientes de un tal Howdy, aunque ella no pudo oírlo bien.
"Debes comer para restablecer tus fuerzas. Aquí, te hice una tarta. Espero te guste, lo hice con mucho amor".
"Vaya, eres muy amable, Wally. Muchas gracias".
Situación actual: la comida se veía y olía deliciosa. Rayos, su boca estaba echando agua de solo verlo. Con cierta ansiedad por aplacar su hambre, dio unos bocados apresurados. Aunque el peli-azul reía de vez en cuando, regañando a la humana para que coma sin apuros.
Hizo caso omiso al principio, después redujo su velocidad una vez la satisfacción se presentaba.
"Estaba delicioso, la verdad. Hace tiempo no comía comida hecho en casa. Casero, ¿sabes? Llegaba exhausta a casa y no tenía tiempo". Murmuró como víctima de las circunstancias. De hecho, Wally ni siquiera necesitaba oírla de nuevo, porque él ya lo sospechaba... y sabía.
"Bueno, ahora que estás aquí, Casa y yo te ayudaremos. Después de todo, ya eres una de nosotros".
(Y/N) abandonó su atención a la comida, para voltearse al artista. Sus ojos se encontraron de nuevo, quién sabe por cuánta vez, para perderse mutuamente. Una pequeña competencia de miradas se estableció, como era de costumbre entre ellos. Es como si mutuamente quisieran analizar la ventana del alma del otro.
"Y recuerda mantener tu sonrisa, creo que tienes una linda sonrisa cuando hablamos, vecina".
Aquello la dejó con la guardia baja. La humana parpadeó un par de veces, sin creer lo que escuchó.
"Yo..." Sin saber qué decir, mantiene el contacto visual. "Gracias, supongo". Murmuró distraída, y cómo no iba a estarlo cuando la sonrisa de Wally así como sus orbes crecían con cada victoria o razón.
Odiaba admitirlo, pero ya se estaba acostumbrando a sus orbes grandes.
___
"Wally, ¿Estás seguro que eso es un bicho?" Aguantó sutilmente reir, no quería lastimarlo. Pero era imposible con la situaciones actual.
El artista dejó de pintar con sus crayolas para dirigir su atención a ella. "Eso creo". Murmuró con los párpados y su sonrisa relajada característicos, mientras volvía a pintar.
(Y/N) suelta una risa discreta.
"Entonces, ¿vamos a salir afuera un rato o no? Quiero ver las flores de tu mundo".
Wally consideró en darle más libertades a la humana, después de todo, en su juicio, ella estaba siendo buena. Amable. Por lo que pudo ver.
Aunque, eligió este día porque los vecinos generalmente se quedan dentro de sus casas para ocuparse de sus trabajos o pasatiempos. De manera que la humana no será visto por ninguno de ellos hoy. Ella desconocía de este dato.
Había pasado un día del incidente, no hubo más inconvenientes después de ello.
El pintor hizo un gesto a la humana para que lo siga. Y así fue, lo siguió afuera. Claro que, apenas pisó el pasto y sintió los rayos del sol calentar su piel, sufrió de un mareo breve. ¿Hace cuánto veía la luz del día? Ante este debilitamiento, Wally la sostuvo. Rodeando un brazo con el suyo para mantenerla cerca y recta.
Qué caballeroso.
(Y/N) no retrocedió a su pegajosa e intrépida acción. Es más, estaba segura que era parte de su personalidad ser susceptible, cariñoso o cercano a los que considera sus amigos. Así se veía en la serie.
Ella observó con curiosidad sus alrededores, vio a una lejanía medianamente cerca las casas. Eran coloridas. De hecho, todo aquí era colorido. El cielo se veía más azul aquí y el sol era brillante. Frescura en el ambiente fue lo otro que notó. Parecía un paraíso disfrazado...
Wally no le dio más tiempo de observar, porque rápidamente habían llegado a una zona llena de árboles, flores silvestres y mariposas. En todo momento, el ente dedicó miradas de reojo a la humana para detectar sus futuros movimientos.
(Y/N) se encontró rápidamente distraída por su alrededor. Abrumada de tanta naturaleza y belleza. Le hizo olvidar de sus pesares por un momento.
Es como si este mundo fuera excesivamente bueno para persuadir. Demasiado bueno que te obliga a quedarte. Extremadamente atrayente para que te olvides de tu vida anterior y te unas a esta.
"Wow..." Maravillada, se acercó a unas cuantas flores. De hecho, encontró unas abejas volando felices encima de estas.
"¿Y esas flores? No recuerdo haberlas visto".
"Esas son abejas, Wally". Sonríe ante la sonrisa tonta del contrario. Ambos deciden sentarse cerca de algunas flores. Aunque (Y/N) parecía más concentrada en buscar algo en especifico.
"¿Qué buscas, vecina?" Abrió al máximo sus ojos, curioso. Como no podía ver bien lo que sus manos estaban manipulando, se acercó más.
Aunque es interrumpido con una flor azul eléctrico. La humana estaba sujetando de esta y lo llevó meticulosamente sobre la oreja de Wally para ponérselo. Ante esto, el pintor quedó en silencio, contemplando el momento. Tanto así que sus pupilas se hicieron pequeñas por la sorpresa dada.
Seguía procesando lo que acaba de pasar.
"Combina con tu cabello. Así que pensé en darte un accesorio". Murmuró como si fuera nada, su acción fue movida por la estética. Se sorprendió a sí misma con su tono tranquilo.
Hubo un momento de silencio.
Hasta que Wally empezó a reír tontamente. Más de lo común hasta el punto de sus mejillas adquirir un toque rojo u oscuro.
"Ja, Ja, Ja, eres muy amable, muchas gracias. Yo también pienso que me veo bien con esta flor".
Wally siempre estuvo acostumbrado a recibir constante atención. Pero no era lo mismo, aquello era por el guión y por su título de asombroso vecino. Esta vez, genuinamente aceptó gustoso más atención. A él nunca le molestó ser el centro de atención, después de todo. O por lo menos en la mayoría de contextos.
Las ganas de la humana de ir a explorar la ciudad y el bosque se esfumaron después de esto.
Este momento era mil veces más interesante que cualquier otro.
Wally y (Y/N) seguían riéndose con el resto de las cosas que descubrían en ese bosque. Y en algunas ocasiones, el peli-azul contaba sus anécdotas de sus amigos. Divagando relajado y con esa sonrisa tonta sobre las múltiples aventuras.
Aunque no lo admita, la humana se encontró intrigada por ellos.
[El creador fue cegado por la creación, desde entonces].
__Fin del capítulo.
Este fanfic me pertenece a mí, @jamonartzzz. Agradecería cualquier opinión objetiva. Hasta entonces, que tengan buen día.
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adiós a la inocencia.
Una semana después del gran accidente, el despertar de Mikhail no ha sido nada fácil, especialmente debido a las nuevas sensaciones que está experimentando. Sus padres y hermanos lo visitan, pero ni siquiera eso logra mejorar su ánimo.
MIKHAIL KUZNETSOV. HABILIDAD: EMPATIA (3/3)
—FICHA INICIAL.
Nombre: Mikhail Aleksandr Kuznetsov Mordashov.
Edad de Ingreso al Servicio: 18 años (2015)
Edad de Salida del Servicio: 24 años (2021)
Rango al Salir: Suboficial Superior (старшина)
Pelotón: Comandante de pelotón (30-50 soldados)
Experiencia en Combate: INFORMACIÓN CLASIFICADA.
Accidente: INFORMACION CLASIFICADA.
EUROPA, EN ALGUNA PARTE.
Oscuridad.
Dolor.
Mucho dolor.
Mikhail abre los ojos sin reconocer su entorno: paredes blancas, sillas de plástico y una enorme ventana revelan un paisaje nevado. Confundido y adolorido, observa las máquinas que zumban a su alrededor sin entender por qué están allí. El sonido de cada máquina martillea su cabeza, intensificando el dolor que lo embarga. ¿Está en el infierno? No era un devoto religioso, pero siempre intentó actuar con bondad a su manera, y parece que ni eso bastó. Intenta moverse, pero sus extremidades parecen pesadas como si estuvieran ancladas por rocas. La garganta seca le impide hablar coherentemente.
Al levantar la mirada, nota a una mujer vestida de blanco que lo observa con ojos enormes y una expresión de sorpresa. Mikhail, casi creyendo que es un ángel, apenas logra articular:
— Agua... Necesito agua.
Un estruendo resuena en el pasillo, atrayendo a una multitud de personas hacia él.
En segundos, más personas llegan a su rescate, portando artefactos desconocidos para Mikhail. Le hacen preguntas en un idioma que apenas comprende… ¿Italiano? ¿Alemán? Solo sabe que le están hablando y que le resulta difícil responder. Siente las agujas inyectando sustancias en su cuerpo mientras, con el poco control que le queda, intenta quitarse todo, pero los hombres vestidos de blanco son más fuertes que él. Por primera vez en su vida, se siente impotente y diminuto ante el trato que recibe.
— Mikhail… Necesito que me respondas estas preguntas.
No hay respuesta; el rubio está demasiado agotado.
— Mikhail.
Silencio.
— Mikhail.
Más silencio.
El ruso no puede responder al llamado de su nombre. El dolor, la oscuridad y una profunda tristeza se han apoderado de él, especialmente esa sensación opresiva en su pecho.
En cuestión de segundos, se sumerge en la oscuridad total.
Fue una misión, una misión que debía salir bien y sin problemas. Pero el otro bando tenía un par de cartas bajo la manga: minas colocadas estratégicamente donde los rusos se encontraban, haciendo que todo saliera mal. Mikhail fue el único superviviente. Las secuelas eran graves, pero estaba vivo y, según los doctores, podría llevar una vida normal, o algo parecido. La explosión de un IED provocada por los enemigos hizo volar en pedazos su rodilla, la cual fue reemplazada por una prótesis de metal. Su brazo quedó quemado y sufrió otras lesiones que la familia Kuznetsov no quería seguir escuchando.
Su madre estaba a su lado, y parecía que los años le habían caído de golpe. Las ojeras se marcaban bajo sus ojos azules, ahora sin brillo. Fue la primera en tomar el primer avión y hacer todo lo posible para llevar a su hijo al mejor hospital de Europa, sin reparar en gastos. Su padre llegó después, con un semblante sombrío y negando con la cabeza ante los comentarios de los doctores.
Mikhail tragó en seco. ¡Cómo odiaba ver sufrir a su madre! Pero los Kuznetsov llevaban una vida marcada por el sufrimiento, y parecía que estaba en su destino sufrir trágicos accidentes. Sus hermanos también habían enfrentado problemas durante el servicio militar obligatorio, y él, el menor de todos, no sería la excepción ante los genes familiares.
— Mamá… —su voz es seca, apenas un susurro que Maria Kuznetsov puede escuchar. La mujer lo mira de nuevo, con una mirada cargada de dolor, preocupación y una tristeza que solo una madre podría expresar en ese momento.
— Sí, cariño.
— ¿Cuándo me sacarán todo esto? —pregunta con la inocencia de un niño.
Maria suspira. Le acaricia el cabello con delicadeza y niega con la cabeza.
— No lo sabemos, gatito.
Mikhail asiente. Las máquinas le molestan, los artefactos en su pierna también, y aún debe usar un respirador mecánico por precaución. Se pregunta qué pasa con su pierna. ¿Podrá volver a caminar y hacer deporte? Sabe que, de alguna manera, se buscó esto, porque la guerra nunca cambia y siempre será así. También se pregunta cómo podrá enfrentar a las madres de sus amigos, cómo podrá mirarlas a la cara. Y, sobre todo, ¿cuándo se irán el dolor en su pecho y la tristeza infinita?
Sus hermanas lo visitan, al igual que sus hermanos, y su padre lo observa con preocupación en cada visita. Mikhail sabe que no pueden detener su vida por su accidente; los Kuznetsov son guerreros y ya han enfrentado situaciones difíciles. Pero una parte de él aún anhela que su padre le diga unas palabras de aliento, que le diga: "Todo está bien, hijo". Sin embargo, sabe que esperar eso de su progenitor es complicado; no es un hombre de muchas palabras, y las emociones nunca han sido su fuerte. "Así son los hombres Kuznetsov", decía su hermana mayor.
— Gatito, pronto irás de nuevo a la sala de operaciones —le dice su madre, quien ha estado a su lado, cuidándolo como una leona cuida a sus crías. A pesar de estar en el hospital más lujoso de Europa, el rubio se siente abrumado por la preocupación de su madre. Ella lo ayuda a comer, a bañarse y con cualquier otra necesidad, como si volviera a ser un bebé. Esto le molesta, pero para no preocupar más a su madre, se queda en silencio, le sonríe—hasta donde puede—, y deja que ella siga cuidándolo.
— Lo sé.
Otro silencio se instala, interrumpido solo por el sonido de las máquinas y la lluvia que se intensifica fuera. Su madre sigue arreglando la habitación privada y haciendo llamadas a conocidos y familiares para avisar sobre la operación. Mikhail sabe que una de sus tías—la más devota—estará organizando una oración grupal. Aunque él no es creyente, siente que eso podría ayudar un poco, o al menos quiere creerlo.
Mientras lo preparan para la operación, Mikhail observa por la ventana y una parte de él lo sabe sin duda: su adolescencia ha terminado, su vida como la conocía ha cambiado, sus sueños han acabado. Las palabras de sus hermanos resuenan en su mente: "Dile adiós a tu inocencia, Mikhailo. Dile adiós a tus sueños, dile adiós a tus fantasías, porque ahora eres un hombre". Sabe que las pesadillas, donde sus amigos mueren por su culpa, volverán. Sabe que la vida puede darle la espalda y que la sensación de hundirse cada día será algo que no podrá bloquear como solía hacerlo en el ejército.
Por primera vez, llora. Llora por todo lo que ha perdido, por lo que perderá y por lo que nunca tendrá. Llora por haberse metido en el servicio militar y no haber seguido su sueño de ser pianista. Llora por haber querido seguir el sueño de su abuelo. Llora por el dolor en su rodilla, y llora simplemente porque siente un dolor inmenso.
— Oh, gatito… —su madre, su querida madre, viene en segundos a su lado para abrazarlo y darle esa sensación de consuelo que tanto necesita. Pero lamentablemente, ni siquiera eso puede aliviar el dolor en su pecho.
Mikhail Kuznetsov despertó una semana después de su operación. Los problemas se hicieron presentes: su corazón había reaccionado mal a la anestesia, complicando todo para los médicos. ¿Lo peor de todo? La operación, la hospitalización y el cuidado constante no eran nada comparado con la verdadera prueba que ahora enfrentaba: volver a caminar y recuperarse de sus lesiones. Esto sí lo afectó profundamente.
Recordando uno de sus poemas mientras lloraba al observar su nueva rodilla, las palabras resonaban en su mente: "¡Adiós, mi juventud, adiós, mi alegría!"
Y así era; su alegría se había ido.
#biografía. / * crueles intenciones.#uhm...solamente no sé qué decir; esto salió de la nada#y ahora voy con rhia !#leer bajo su propio riesgo#tw politicos#tw guerra#tw rusia#tw sangre#tw depresión#y sí su mamá le dice gatito pq es medio gato en mi mente#ahre
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UN SEÑOR MUY VIEJO CON UNAS ALAS ENORMES
Gabriel García Márquez
Al tercer día de lluvia habían matado tantos cangrejos dentro de la casa, que Pelayo tuvo que atravesar su patio anegado para tirarlos al mar, pues el niño recién nacido había pasado la noche con calenturas y se pensaba que era causa de la pestilencia. El mundo estaba triste desde el martes. El cielo y el mar eran una misma cosa de ceniza, y las arenas de la playa, que en marzo fulguraban como polvo de lumbre, se habían convertido en un caldo de lodo y mariscos podridos. La luz era tan mansa al mediodía, que cuando Pelayo regresaba a la casa después de haber tirado los cangrejos, le costó trabajo ver qué era lo que se movía y se quejaba en el fondo del patio. Tuvo que acercarse mucho para descubrir que era un hombre viejo, que estaba tumbado boca abajo en el lodazal, y a pesar de sus grandes esfuerzos no podía levantarse, porque se lo impedían sus enormes alas.
Asustado por aquella pesadilla, Pelayo corrió en busca de Elisenda, su mujer, que estaba poniéndole compresas al niño enfermo, y la llevó hasta el fondo del patio. Ambos observaron el cuerpo caído con un callado estupor. Estaba vestido como un trapero. Le quedaban apenas unas hilachas descoloridas en el cráneo pelado y muy pocos dientes en la boca, y su lastimosa condición de bisabuelo ensopado lo había desprovisto de toda grandeza. Sus alas de gallinazo grande, sucias y medio desplumadas, estaban encalladas para siempre en el lodazal. Tanto lo observaron, y con tanta atención, que Pelayo y Elisenda se sobrepusieron muy pronto del asombro y acabaron por encontrarlo familiar. Entonces se atrevieron a hablarle, y él les contestó en un dialecto incomprensible pero con una buena voz de navegante. Fue así como pasaron por alto el inconveniente de las alas, y concluyeron con muy buen juicio que era un náufrago solitario de alguna nave extranjera abatida por el temporal. Sin embargo, llamaron para que lo viera a una vecina que sabía todas las cosas de la vida y la muerte, y a ella le bastó con una mirada para sacarlos del error.
— Es un ángel –les dijo—. Seguro que venía por el niño, pero el pobre está tan viejo que lo ha tumbado la lluvia.
Al día siguiente todo el mundo sabía que en casa de Pelayo tenían cautivo un ángel de carne y hueso. Contra el criterio de la vecina sabia, para quien los ángeles de estos tiempos eran sobrevivientes fugitivos de una conspiración celestial, no habían tenido corazón para matarlo a palos. Pelayo estuvo vigilándolo toda la tarde desde la cocina, armado con un garrote de alguacil, y antes de acostarse lo sacó a rastras del lodazal y lo encerró con las gallinas en el gallinero alumbrado. A media noche, cuando terminó la lluvia, Pelayo y Elisenda seguían matando cangrejos. Poco después el niño despertó sin fiebre y con deseos de comer. Entonces se sintieron magnánimos y decidieron poner al ángel en una balsa con agua dulce y provisiones para tres días, y abandonarlo a su suerte en altamar. Pero cuando salieron al patio con las primeras luces, encontraron a todo el vecindario frente al gallinero, retozando con el ángel sin la menor devoción y echándole cosas de comer por los huecos de las alambradas, como si no fuera una criatura sobrenatural sino un animal de circo.
El padre Gonzaga llegó antes de las siete alarmado por la desproporción de la noticia. A esa hora ya habían acudido curiosos menos frívolos que los del amanecer, y habían hecho toda clase de conjeturas sobre el porvenir del cautivo. Los más simples pensaban que sería nombrado alcalde del mundo. Otros, de espíritu más áspero, suponían que sería ascendido a general de cinco estrellas para que ganara todas las guerras. Algunos visionarios esperaban que fuera conservado como semental para implantar en la tierra una estirpe de hombres alados y sabios que se hicieran cargo del Universo. Pero el padre Gonzaga, antes de ser cura, había sido leñador macizo. Asomado a las alambradas repasó un instante su catecismo, y todavía pidió que le abrieran la puerta para examinar de cerca de aquel varón de lástima que más parecía una enorme gallina decrépita entre las gallinas absortas. Estaba echado en un rincón, secándose al sol las alas extendidas, entre las cáscaras de fruta y las sobras de desayunos que le habían tirado los madrugadores. Ajeno a las impertinencias del mundo, apenas si levantó sus ojos de anticuario y murmuró algo en su dialecto cuando el padre Gonzaga entró en el gallinero y le dio los buenos días en latín. El párroco tuvo la primera sospecha de impostura al comprobar que no entendía la lengua de Dios ni sabía saludar a sus ministros. Luego observó que visto de cerca resultaba demasiado humano: tenía un insoportable olor de intemperie, el revés de las alas sembrado de algas parasitarias y las plumas mayores maltratadas por vientos terrestres, y nada de su naturaleza miserable estaba de acuerdo con la egregia dignidad de los ángeles. Entonces abandonó el gallinero, y con un breve sermón previno a los curiosos contra los riesgos de la ingenuidad. Les recordó que el demonio tenía la mala costumbre de recurrir a artificios de carnaval para confundir a los incautos. Argumentó que si las alas no eran el elemento esencial para determinar las diferencias entre un gavilán y un aeroplano, mucho menos podían serlo para reconocer a los ángeles. Sin embargo, prometió escribir una carta a su obispo, para que éste escribiera otra al Sumo Pontífice, de modo que el veredicto final viniera de los tribunales más altos.
Su prudencia cayó en corazones estériles. La noticia del ángel cautivo se divulgó con tanta rapidez, que al cabo de pocas horas había en el patio un alboroto de mercado, y tuvieron que llevar la tropa con bayonetas para espantar el tumulto que ya estaba a punto de tumbar la casa. Elisenda, con el espinazo torcido de tanto barrer basura de feria, tuvo entonces la buena idea de tapiar el patio y cobrar cinco centavos por la entrada para ver al ángel.
Vinieron curiosos hasta de la Martinica. Vino una feria ambulante con un acróbata volador, que pasó zumbando varias veces por encima de la muchedumbre, pero nadie le hizo caso porque sus alas no eran de ángel sino de murciélago sideral. Vinieron en busca de salud los enfermos más desdichados del Caribe: una pobre mujer que desde niña estaba contando los latidos de su corazón y ya no le alcanzaban los números, un jamaicano que no podía dormir porque lo atormentaba el ruido de las estrellas, un sonámbulo que se levantaba de noche a deshacer dormido las cosas que había hecho despierto, y muchos otros de menor gravedad. En medio de aquel desorden de naufragio que hacía temblar la tierra, Pelayo y Elisenda estaban felices de cansancio, porque en menos de una semana atiborraron de plata los dormitorios, y todavía la fila de peregrinos que esperaban su turno para entrar llegaba hasta el otro lado del horizonte.
El ángel era el único que no participaba de su propio acontecimiento. El tiempo se le iba buscando acomodo en su nido prestado, aturdido por el calor de infierno de las lámparas de aceite y las velas de sacrificio que le arrimaban a las alambradas. Al principio trataron de que comiera cristales de alcanfor, que, de acuerdo con la sabiduría de la vecina sabia, era el alimento específico de los ángeles. Pero él los despreciaba, como despreció sin probarlos los almuerzos papales que le llevaban los penitentes, y nunca se supo si fue por ángel o por viejo que terminó comiendo nada más que papillas de berenjena. Su única virtud sobrenatural parecía ser la paciencia. Sobre todo en los primeros tiempos, cuando le picoteaban las gallinas en busca de los parásitos estelares que proliferaban en sus alas, y los baldados le arrancaban plumas para tocarse con ellas sus defectos, y hasta los más piadosos le tiraban piedras tratando de que se levantara para verlo de cuerpo entero. La única vez que consiguieron alterarlo fue cuando le abrasaron el costado con un hierro de marcar novillos, porque llevaba tantas horas de estar inmóvil que lo creyeron muerto. Despertó sobresaltado, despotricando en lengua hermética y con los ojos en lágrimas, y dio un par de aletazos que provocaron un remolino de estiércol de gallinero y polvo lunar, y un ventarrón de pánico que no parecía de este mundo. Aunque muchos creyeron que su reacción no había sido de rabia sino de dolor, desde entonces se cuidaron de no molestarlo, porque la mayoría entendió que su pasividad no era la de un héroe en uso de buen retiro sino la de un cataclismo en reposo.
El padre Gonzaga se enfrentó a la frivolidad de la muchedumbre con fórmulas de inspiración doméstica, mientras le llegaba un juicio terminante sobre la naturaleza del cautivo. Pero el correo de Roma había perdido la noción de la urgencia. El tiempo se les iba en averiguar si el convicto tenía ombligo, si su dialecto tenía algo que ver con el arameo, si podía caber muchas veces en la punta de un alfiler, o si no sería simplemente un noruego con alas. Aquellas cartas de parsimonia habrían ido y venido hasta el fin de los siglos, si un acontecimiento providencial no hubiera puesto término a las tribulaciones del párroco.
Sucedió que por esos días, entre muchas otras atracciones de las ferias errantes del Caribe, llevaron al pueblo el espectáculo triste de la mujer que se había convertido en araña por desobedecer a sus padres. La entrada para verla no sólo costaba menos que la entrada para ver al ángel, sino que permitían hacerle toda clase de preguntas sobre su absurda condición, y examinarla al derecho y al revés, de modo que nadie pusiera en duda la verdad del horror. Era una tarántula espantosa del tamaño de un carnero y con la cabeza de una doncella triste. Pero lo más desgarrador no era su figura de disparate, sino la sincera aflicción con que contaba los pormenores de su desgracia: siendo casi una niña se había escapado de la casa de sus padres para ir a un baile, y cuando regresaba por el bosque después de haber bailado toda la noche sin permiso, un trueno pavoroso abrió el cielo en dos mitades, y por aquella grieta salió el relámpago de azufre que la convirtió en araña. Su único alimento eran las bolitas de carne molida que las almas caritativas quisieran echarle en la boca. Semejante espectáculo, cargado de tanta verdad humana y de tan temible escarmiento, tenía que derrotar sin proponérselo al de un ángel despectivo que apenas si se dignaba mirar a los mortales. Además los escasos milagros que se le atribuían al ángel revelaban un cierto desorden mental, como el del ciego que no recobró la visión pero le salieron tres dientes nuevos, y el del paralítico que no pudo andar pero estuvo a punto de ganarse la lotería, y el del leproso a quien le nacieron girasoles en las heridas. Aquellos milagros de consolación que más bien parecían entretenimientos de burla, habían quebrantado ya la reputación del ángel cuando la mujer convertida en araña terminó de aniquilarla. Fue así como el padre Gonzaga se curó para siempre del insomnio, y el patio de Pelayo volvió a quedar tan solitario como en los tiempos en que llovió tres días y los cangrejos caminaban por los dormitorios.
Los dueños de la casa no tuvieron nada que lamentar. Con el dinero recaudado construyeron una mansión de dos plantas, con balcones y jardines, y con sardineles muy altos para que no se metieran los cangrejos del invierno, y con barras de hierro en las ventanas para que no se metieran los ángeles. Pelayo estableció además un criadero de conejos muy cerca del pueblo y renunció para siempre a su mal empleo de alguacil, y Elisenda se compró unas zapatillas satinadas de tacones altos y muchos vestidos de seda tornasol, de los que usaban las señoras más codiciadas en los domingos de aquellos tiempos. El gallinero fue lo único que no mereció atención. Si alguna vez lo lavaron con creolina y quemaron las lágrimas de mirra en su interior, no fue por hacerle honor al ángel, sino por conjurar la pestilencia de muladar que ya andaba como un fantasma por todas partes y estaba volviendo vieja la casa nueva. Al principio, cuando el niño aprendió a caminar, se cuidaron de que no estuviera cerca del gallinero. Pero luego se fueron olvidando del temor y acostumbrándose a la peste, y antes de que el niño mudara los dientes se había metido a jugar dentro del gallinero, cuyas alambradas podridas se caían a pedazos. El ángel no fue menos displicente con él que con el resto de los mortales, pero soportaba las infamias más ingeniosas con una mansedumbre de perro sin ilusiones. Ambos contrajeron la varicela al mismo tiempo. El médico que atendió al niño no resistió la tentación de auscultar al ángel, y encontró tantos soplos en el corazón y tantos ruidos en los riñones, que no le pareció posible que estuviera vivo. Lo que más le asombró, sin embargo, fue la lógica de sus alas. Resultaban tan naturales en aquel organismo completamente humano, que no podía entender por qué no las tenían también los otros hombres.
Cuando el niño fue a la escuela, hacía mucho tiempo que el sol y la lluvia habían desbaratado el gallinero. El ángel andaba arrastrándose por acá y por allá como un moribundo sin dueño. Lo sacaban a escobazos de un dormitorio y un momento después lo encontraban en la cocina. Parecía estar en tantos lugares al mismo tiempo, que llegaron a pensar que se desdoblaba, que se repetía a sí mismo por toda la casa, y la exasperada Elisenda gritaba fuera de quicio que era una desgracia vivir en aquel infierno lleno de ángeles. Apenas si podía comer, sus ojos de anticuario se le habían vuelto tan turbios que andaba tropezando con los horcones, y ya no le quedaban sino las cánulas peladas de las últimas plumas. Pelayo le echó encima una manta y le hizo la caridad de dejarlo dormir en el cobertizo, y sólo entonces advirtieron que pasaba la noche con calenturas delirantes en trabalenguas de noruego viejo. Fue esa una de las pocas veces en que se alarmaron, porque pensaban que se iba a morir, y ni siquiera la vecina sabia había podido decirles qué se hacía con los ángeles muertos.
Sin embargo, no sólo sobrevivió a su peor invierno, sino que pareció mejor con los primeros soles. Se quedó inmóvil muchos días en el rincón más apartado del patio, donde nadie lo viera, y a principios de diciembre empezaron a nacerle en las alas unas plumas grandes y duras, plumas de pajarraco viejo, que más bien parecían un nuevo percance de la decrepitud. Pero él debía conocer la razón de estos cambios, porque se cuidaba muy bien de que nadie los notara, y de que nadie oyera las canciones de navegantes que a veces cantaba bajo las estrellas. Una mañana, Elisenda estaba cortando rebanadas de cebolla para el almuerzo, cuando un viento que parecía de alta mar se metió en la cocina. Entonces se asomó por la ventana, y sorprendió al ángel en las primeras tentativas del vuelo. Eran tan torpes, que abrió con las uñas un surco de arado en las hortalizas y estuvo a punto de desbaratar el cobertizo con aquellos aletazos indignos que resbalaban en la luz y no encontraban asidero en el aire. Pero logró ganar altura. Elisenda exhaló un suspiro de descanso, por ella y por él, cuando lo vio pasar por encima de las últimas casas, sustentándose de cualquier modo con un azaroso aleteo de buitre senil. Siguió viéndolo hasta cuando acabó de cortar la cebolla, y siguió viéndolo hasta cuando ya no era posible que lo pudiera ver, porque entonces ya no era un estorbo en su vida, sino un punto imaginario en el horizonte del mar.
Vía Poesía Onírica
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Blood Pact - 1
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Sinopsis:
Helena es devota a su vida quieta, una familia rota, ningún otro amigo fuera de la pantalla, es tranquila, guarda silencio, se tapa la boca. ¿No es una insignificancia la mejor víctima de todas? El cerebro le cosquillea, podría hacerlo mil veces y aún sentirse como un virgen insertándose en la calidez de una mujer, a su vez, el eufemismo es entre correcto e incorrecto, lo más cercano que su mente maquina a sacar los interiores blandos de Helena con la simplicidad de una mano y herramienta, sin embargo sus ojos le habían mentido. Helena es degenerada, tiene un gusto maldito, de rodillas al piso compartía su delirio sádico. Es ella la víctima doble cara, devota, y aprendiz. Si bien ese cosquilleo no cesa, Jeff tiene la mente desecha. Se siente exquisito.
Personajes: Jeff The Killer x Oc (Helena)
TW: Violencia Fisica, descripciones graficas de escenarios violentos, intento de asesinato, mencion al 4buso.
Palabras: 2,2k
Notas de Autor :Esta es una remasterizacion en esteroides de un fanfic pitero que hice algunos años, algo asi como un tributo al x reader y la tipica historia donde Jeff entra a tu casa y te lleva con el mega fantasia tho. Me disculpo si hay algunos errores de ortografia o por el estilo. Fue divertido volver a enamorarme del wey mas horrendo del internet.
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Hacia el alba Helena dormía, mañana de escuela, sábado o domingo. Los árboles desnudos a raíz de su ventana jamás cobraban vida, ni siquiera con la nieve derretida, su única función era ir en contra del viento tras apagarse el monitor obligándola a abrir los ojos de un sobresalto apenas pudiera cerrarlos. Así servían para algo aparte de su horrible apariencia marchita. Así el viento con su canto le maldecía lejana a donde su curiosidad llegó matando la inocencia después; el ser humano por igual pensaba hacerse un favor creando el internet — Si, para ella — A la apenas emergente monstruosidad dedicaba horas. ¿Quien pudiera entender el excesivo acceso a saberlo todo, ser otro inmune a la censura moral?, Cada comentario no importa que tan políticamente incorrecto, o incongruente sea siempre será seguido, hay sentido de comunidad, seguridad se transforma cruel. El gusto hacia lo mal visto, sonreír ante lo grotesco es el acto barato de rebelión. Acaso los chicos nacidos en familia pálida endogámica, basura blanca, ni decir de las rubias cabezas de agua. Cual chiste negro dirigido a alguien que su cerebro era limpio incapaz de maquinar con pretensiones, nada mas Helena le llegaba el orgullo con el que se acomodaba sobre la silla giratoria desde el asomo de la luna hasta donde se lo permitiera el ardor en la espalda y córneas. Podia soportarlo inmersa en los detalles sobrantes del documental reproduciendose, rugieran sus entrañas, dolieran, ella seguiría su aprecio hacia una buena historia realista algo cliché: Chica solitaria, noche penumbrosa, querida, hermosa, acechada por infortunio.
Detestaba los lamentos, lloriqueos con recuerdos, sentia una leve decepcion aun si ella era la que esperaba algo dramatico que le pudiera hacer revivir un asesinato brutal, terminar satisfecha la madrugada y seguir por otra cosa. Tecleaba por los foros de 4chan el nombre de la víctima, en menos de dos minutos, tenía bajo su posesión un filme snuff con la ansiada protagonista. Sonrió, gusto e inconsciencia le cosquillea el vientre. A un ligero clic podía verse satisfecha, su yema apenas tocaba el teclado, la música en sus oídos pudo distinguir el sonido que le quitaba el sueño llamándola desde fuera, unos ligeros toques, el viento tenue le traicionaba y su mente igual, no podía pensar otra cosa que culpar a los árboles por el mínimo impacto dado en el vidrio. Quito la vista del monitor, movió la cabeza hacia donde apenas entraba luz callejera y en ella encontró una silueta mirándole. Durante un instante donde pensó estar loca.
Dos ojos visibles en plena penumbra reflejando un blanco mortificante. Sombra o reflejo. Lo único eran la mirada solitaria, demente y fija, abierta con hambre, deseosa de sangre.
Quizás las horas sin sueño le habían afectado, los días viendo a otros ser perseguidos, asesinados, lo más probable es que se estuviera viendo presa de sus propias fantasías. Helena comenzó a reír girando la perilla saliendo hacia las pálidas paredes desanimadas de su hogar escuchando el refrigerador junto al eco solitario chocando en cada cuarto solo. Incluso sus padres con la espalda doliente, una jornada larga y jefes bastardos, encontraron la entrada a un bar cualquiera, era su aniversario. Las paredes frías le llamaban, y si la mirada le mentía mostrándole una cama vacía todavía podía escuchar una voz perturbada, el hombre que la llamaba con ternura. "Helena vete a dormir." Pero antes de declararse delirante y dar marcha hacia su habitación dio dos pasos atrás, sintiendo en su palma la suavidad de una piel ajena, se engañaba todavía, en realidad era bastante áspera eso no le arrebataba su calidez , confirmando un pensamiento intruso cuál filme defectuoso demostrando foto por foto lo que sería de ella poco antes de que sus neuronas dieran consciencia. Lo estaba esperando desde el fondo de sus plegarias hacia el inexistente arriba el día en que alguien con tal absurdo veredicto terminará por ahogarla en un sinfín de sensaciones completas, susurraba el suspiro ahogado ¿Como se sentira ver fuera intestinos rosas? Sería una mezcla de golpes, haría algo con ella antes de dar un último respiro, o así de sencillo ya en el suelo la tenía, perdiendo el aliento suave que movía sus cabellos encima del hombro. Apretaba su cuello un leve ardor fino, ojeaba a cada lado bajando hacia donde apenas las figuras dejaban de ser borrosas descifrando un manubrio atrapado entre largos dedos desfigurados tapizados en cicatrices, pintadas de un café sucio. El ardor se acomodaba en su garganta. No se le hacía mal una cortada para comenzar. Desde arriba podía mirarse con grandeza bajo un manto asfixiante con su divinidad ordenando un festín de vísceras que tan solo ella pudiera disfrutar, donde mordería y sus labios sellados tras el rojo carmesí terminaran con cada neurona envuelta en dolor. Jadeaba. Los balbuceos apenas formaban proyecciones inútiles, tan excitada. Es ese tipo de pervertida si bien ella nunca se ha considerado una, su perspectiva es una amante de lo que muchos no saben apreciar. El dolor en otros. El dolor en ella. Mal sadomasoquismo de manual.
Esperaba deseosa ser envuelta en una intensa sensación desconocida, hundiéndose las maneras en las que su cuerpo se intentará mantener vivo. Quien la sostenía con el pecho a su espalda y suspiraba hambriento, se separó de repente. Ella le dio su peso aferrándose entre el cuchillo apenas se había ido cayó al suelo, humillada en aquello que tanto esperó, le daba la espalda encapuchado de blanco casi gris, tan inmenso desde allá incitándola a añorar un poco más, arrastrarse ante el.
— ¿Enserio? — Exclamó dignandose a estar ofendida —Tenía que ser el semi-homicida creyéndose valiente, anda haz algo.
No hubo respuesta.
— Pensabas que me quedaría pidiendo tu piedad.— Cambio la voz tan deprisa haciendo su tono sarcástico y chillón juntando ambas manos para lloriquear. — No me mates por favor soy inocente y virginal tengo sueños quiero vivir no me hagas nada. — Soltó una carcajada que la devolvía a su voz neutral. — Dios debes ser imbécil para escoger tan mal a tus víctimas.
— ¿Haz intentado el suicidio convencional? Perra Desesperada.
Su voz al oído era peculiar casi un balbuceo que por costumbre lograba formar palabras cortas carentes de articulación todavía lograba sonar prepotente, con una melodía medio grave que iba desde arriba cayendo en picada teatral, con poco acaparaba un sentimiento completo, su insulto a ella llegó siendo lo opuesto.
— Le quitas toda la emoción.
— Igual tu.
Respondió dándole una mirada esperando todavía alguna idea que llenara sus pensamientos vacíos. La visita arruinada le dejaba silencioso, una casualidad que llegó hacia él con impacto de un golpe firme, despojado de su capacidad de generar horrores le dejaba una miseria de posibilidades. Entre millones de pervertidos en la nación tendría que caer junto a aquella que de rodillas se ensuciaba las manos aferrada a su pantalón intentando quizás envolverlo en calidez ajena, el pincel que la pintaba enrojecida, lasciva del rostro y boca.
— ¿Y si no quiero?— Exclamó prepotente desde su pecho firme, un único jadeo pesado.— Tendrás que arrastrarme por toda la casa dándome una paliza insoportable, con patadas y puños si quieres mantenerme callada.
Entre las palabras se habia perdido viendo transformarse los cabellos negros, su mirada cansada y labios llenos en otros que en destellos violentos de naranja y carmesi se destruyeron, a sus manos quedaba sientiendoles detras a quienes su cuchillo traspasaron contando con suerte de un corazon latiente despues. Un odio desgarrador colgando de sus pies. En Helena dejaría ir el riesgo, dándose por servido sus manos estaban vacías más nunca limpias.
— No creo.
Se dio la vuelta. Comenzaba mover ambos pies listo para dejarla ir, crujiendo incluso debajo de una alfombra cada uno de sus pasos, ahí se iba, anunciaba la sinfonía rota. De su mano se deslizaba aquella tela áspera dejando un mísero polvo en cada palma, así la abandonaba el instante de claridad en la obscuridad de la incertidumbre, el latido de su corazón se desprendía mientras su silueta se consumía entre las sombras dejando a Helena con un castigo insoportable la vida.
— ¡Lárgate! — Retumbó en las paredes acartonadas. —Al momento de que regreses por la ventana o corredor por donde viniste me bastará con un virgen desesperado, un borracho o indigente para abrir las piernas, parecerá que me amarraste con cualquier tela en las muñecas , golpes cualquiera puede fingirlos, yo puedo.
Con el tono de la mentira se dejaba descubierta carente del ardor en una amenaza hablarle con tal enjundia le hería pudo atacar permitiendo terminarlo con un solo cuchillo, ello significaba darle la razón, repleto en visiones posibles donde siempre salía perdiendo. Envuelto y paralizado de pies hasta la punta de la cabeza el temor le era ajeno, aseguraba que dentro de Helena era cálido, que sus huesos crujían con delicadeza al momento de pasar encima de ellos, su sangre colorada encima suyo capaz dejaba un rastro vivo que bailaba entre sus dedos bajando hacia el abdomen. Ella seguía rogándole.
— Estaré en cada comisaría, cada programa local llorándole a la cámara quien sabe tal vez hasta lo nacional. Un hombre se metió a mi casa de madrugada, me golpeó, me violó, me sodomizó. Una verdadera maldita lastima. Vete anda, pararé hasta ver tu lindo rostro pudrirse en la silla eléctrica.
Jeff en cada aspecto carece de belleza, incluso en plena luz del día es una pesadilla tenerlo de frente. Pocas palabras logran encajar en la hórrida, perturbadora, vomitiva apariencia; respirando por los míseros restos de cartílago fundido, las hendiduras rojizas de cada cicatriz, la textura tosca en su piel quemada. Poco humana será, desbordante en verdad pura. Producto de los deseos repugnantes del hombre, nula participación divina en los actos que llevaron a perder el rostro dejando un engendró indescriptible, casi lampiño exceptuando unos os cuantos mechones de cabello, en sus ojos no había lugar para mentira tan solo claridad el reflejo miserable del ser humano al que somete con una sonrisa sangrienta. Helena se la devolvió mostrando los dientes ni siquiera el atrevimiento de una mueca disgustada, lo bello lo encuentra en el sufrir y vive en el dolor, él quien significaba una miserable existencia era de su total devoción.
— No te he enseñado la cara.
Lo único que supo reaccionar como si su gran discurso hubiera sido simple balbuceo.
— Ya lo estás haciendo.
Lejos de sí mismo perdió control de su propio cuerpo sin percatarse se había dado la vuelta, enfrentando a la víctima imperfecta, no calla, no grita y tampoco llora, era ella quien llevaba las riendas de este curioso intento de homicidio o el se lo permitía buscando el desconocido sentir que le impedía parar.
— Y se supone que soy el enfermo. Ganaste.
Las esquinas de sus labios levantaron mostrando una media sonrisa difícil de distinguir entre la permanente. Helena se llevaba el gusto mayor, conteniendo con fuerza la excitación invadiendo cada extremidad desde su cabeza hasta el podrido fondo de su vientre. Deseo, ambición sádica, la hacía enamorarse de heridas pequeñas deseando del mismo modo las grandes hasta dividir el músculo pasando la cuarta capa de la piel. Sosteniendo sus manos cual bruja intentaba leer si asesinaba con rapidez, cuantos ansiaron morir en búsqueda de piedad, si su cuerpo fuera desarmable ¿Que sacaría primero y de qué sentiría ausencia? La obra en bruto de ambos desquiciados.
— Quiero que me mates, usa mi cuerpo, si no quieres pervertirte no me interesa pero te lo ruego golpéame, asfixiame, cortame los dedos, haz lo que sea, mantenme consciente con dolor y matame lento. Diviértete conmigo como yo lo haré contigo.
Se desmoronaba la compostura en pedazos diminutos. Sostenía entre los dedos entrelazados las plegarias en el cielo y calor del mismo infierno que le contagia ella, nunca pensó que sería suave. Una vida árida de invierno eterno, la claridad absoluta que le abandonó en su cuerpo se mostraba viviente. es vez juraba antes caer muerto que dejarla ir.
— Tus manos son muy suaves, dices cosas extrañas. Ven, toma tus cosas o te jodes.
Se la quedaría impidiendo la victoria que ambos proclamaban. Hacer un buen uso de ella, la soledad esfumada, brindarle el deseo que a ambos les consumía. Imperfecta encajaba a su lado durante la comprensión única de la exquisitez rojo vivo. Helena el sueño grotesco se hace libertina, es insoportable su querer, que la suerte a su lado la bendiga entre los anhelos que se escapan del monitor, víctima de perpetua indecisión y perversión horrenda, era una mentira contenerla en su propio cuerpo. ¿Cómo podría negarse? Al silencio se le dejó responder.
Una madrugada le dio bienvenida a la habitación entre montañas de ropa esperando sentado tras la espalda de Helena en la búsqueda de lo que fuera necesario su corazón iba subiendo a la garganta mientras Jeff acomodaba la ropa dentro de una segunda mochila. Ella corría encontrando ausencia, olor dulce que la perseguía, nombraba y al irse el sol la amaba, hurgando en cajones por el fruto del trabajo paternal que escondía bajo su ropa.
Ambos juntos cuidándose en la incapacidad de mirarse necesitaban su mutua presencia. Una madrugada Helena salió, los vecinos cuentan quién sabe si acompañada tardaría poco en regresar con el crujido de las hojas secas al caminar, trayendo la tragedia consigo cual demonio del hombro que tenía por consciencia. Las estrellas fueron testigo, el canto de los grillos la melodia de una madrugada maldita.
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Atlas: La historia natural de un mundo en llamas
En el vasto y etéreo abismo del universo, Entis flotaba como una enigmática manifestación de poder cósmico. Su ser, imbuido con una magnitud que desafiaba la comprensión mortal, carecía de dirección o propósito definido. Era como si el destino mismo lo hubiera condenado a existir en un estado de perpetua incertidumbre, atrapado en la paradoja de ser un dios con la mente limitada de un ser mortal.
Sin memoria de su existencia anterior a la deidad que ahora era, Entis se encontraba inmerso en un mar de soledad y desesperación. Había renunciado hace milenios a las ataduras de su forma biológica, ascendiendo a un estado divino, pero esta transcendencia no le había otorgado la claridad que anhelaba. En lugar de ello, se hallaba perdido en un vacío existencial, anhelando un propósito que parecía eludirlo constantemente.
A lo largo de incontables eras, observó con melancolía el devenir de las pocas especies inteligentes que habitaban el cosmos. Para la mayoría de ellas, su presencia era completamente desconocida, una sombra entre las estrellas que apenas rozaba la periferia de su comprensión. Sin embargo, para aquellos pocos seres cuya visión trascendía los límites de lo común, Entis era adorado como un dios, objeto de reverencia y plegaria. Otros, imbuidos de una comprensión más profunda de la naturaleza del universo, lo consideraban como parte de una civilización de tipo 6, una entidad cuya magnitud escapaba incluso a la concepción de los más eruditos pensadores.
En su solitario viaje a través del cosmos, Entis buscaba desesperadamente una razón para su existencia, una misión que pudiera dar sentido a su eterna travesía por el infinito. Pero mientras vagaba entre las estrellas, envuelto en el manto oscuro del espacio, la verdad de su propósito parecía escaparse entre sus dedos, dejándolo atrapado en un ciclo interminable de duda y desesperación.
Tras millones de años de errancia sin propósito, Entis decidió detener su eterno viaje por un breve momento de descanso. Descendió hacia el sistema solar que se extendía ante él, atrayendo su atención una estrella enana naranja y sus siete planetas orbitantes.
Entre los mundos que giraban en torno a esta singular estrella, Entis eligió uno que llamó Atlas-763, un planeta volcánico con abundantes océanos de agua líquida. A pesar de su apariencia hostil, el dios errante ansiaba un instante de tranquilidad, una pausa en su interminable viaje por el cosmos, así que descendió a la superficie del planeta y contempló el paisaje.
Aunque su superficie se encontraba marcada por la actividad volcánica y una aparente aspereza, Entis percibió la belleza oculta en sus formas caprichosas y en las tonalidades vibrantes que adornaban su paisaje.
Al explorar más a fondo, llegó a una costa bañada por las aguas tranquilas de un mar cristalino. Allí, donde la tierra y el agua se encontraban en un abrazo perpetuo, descubrió algo que lo dejó perplejo: la presencia de vida microscópica que pululaba en las profundidades de los océanos de Atlas-763. Aunque apenas perceptible para los sentidos mortales, esta vida diminuta era un recordatorio de la tenacidad y la diversidad que podía manifestarse incluso en los rincones más inhóspitos del cosmos.
Para Entis, este descubrimiento suscitó una mezcla de fascinación y curiosidad. ¿Cómo era posible que en un mundo aparentemente tan hostil pudiera florecer la vida en formas tan diminutas y delicadas? ¿Qué fuerzas invisibles guiaban el destino de estas criaturas microscópicas en su lucha por la supervivencia?
Entis contempló las diminutas formas de vida en los océanos de Atlas-763 con renovada determinación. Una idea brilló en su mente como una estrella en la oscuridad del cosmos: estas criaturas podrían ofrecerle las respuestas que tanto anhelaba sobre su propia existencia. Si podía comprender cómo la vida evolucionaba y persistía en un entorno tan adverso, tal vez podría encontrar pistas sobre su propio propósito, origen y destino en el vasto cosmos.
Decidió sumergirse en la observación meticulosa de los microorganismos de Atlas y su proceso evolutivo a lo largo de las eras geológicas del planeta. Entis entendió que la evolución era un proceso lento y gradual, pero estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuera necesario. Para él, la paciencia era una virtud, y la perspectiva de presenciar la evolución de la vida en el planeta le resultaba fascinante.
Sin embargo, mientras continuaba analizando a los microorganismos, se dio cuenta de que la vida en Atlas parecía estar estancada en formas unicelulares, incapaces de avanzar más allá de su estado primitivo. Esto no disuadió a Entis; en cambio, con su inmenso poder, decidió intervenir.
No aceleró el proceso evolutivo, sino que lo desencadenó, permitiendo que las criaturas unicelulares evolucionaran a su propio ritmo sin interferencia directa.
Con el inicio de su travesía en Atlas-763, Entis desencadenó un proceso que marcaría el comienzo de una gran narrativa: "Atlas: La historia natural de un mundo en llamas". Este proyecto de evolución especulativa, gestado por una comunidad de amantes del worldbuilding y la evolución especulativa, invita a los lectores a embarcarse en un viaje fascinante a través de las eras geológicas y biológicas de un planeta ficticio.
En este relato continuo, los lectores serán testigos de la evolución de la vida en Atlas, desde sus humildes comienzos con formas unicelulares hasta la diversidad deslumbrante de criaturas multicelulares que poblaran su superficie.
"Atlas: La historia natural de un mundo en llamas" no pretende ser una obra maestra única en su género, sino más bien una carta de amor de la comunidad para la comunidad. Es un espacio donde los entusiastas de la evolución especulativa pueden sumergirse en la creatividad colectiva, aportando sus propias ideas y contribuciones para dar vida a un mundo lleno de posibilidades.
¡Bienvenido a bordo! Esperamos que disfrutes tanto del viaje como nosotros. El proyecto está organizado cronológicamente, pero puedes comenzar a leer desde la era/eon que prefieras. No obstante, te recomendamos empezar por las características del planeta, o directamente por el Prenovaceno o Novaceno.
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Recuerden que pueden dejar sus peticiones si quieren(❀╹◡╹)
Ahora sí!
Tickle kny
Ler: Kanao, Zenitsu, Inosuke, y los cazadores
Lee: Genya
Switch: Tanjiro y Muichiro
Sipnosis: Todos se centran en el aspecto de Genya pero no se dan cuenta que "solo le están halagando"
Nos ambientamos afuera, en la finca de Muichiro, donde estaban todos descansando después de haber estado todo el día entrenando con Muichiro, quién estaba sentado en unas escaleras tomando agua pacíficamente (Nadie ahí llevaba "camisa", menos Kanao que es mujer y Muichiro que nunca se la quita)
Genya se acostó en el pasto, cansado de tanto entrenamiento. Se supone que Genya hizo todos los entrenamientos antes que el resto de los cazadores, pero fue convencido por Tanjiro. Quién le insistía e insistía casi hasta el punto de llorar. Pero en fín aquí está, exhausto por el entrenamiento
Volviendo a la escena, Genya se acostó en el pasto con los brazos arriba del cansancio, mientras que Kanao se sentaba a su lado, acompañándolo. Genya, como ya lo conocemos, estaba sonrojado por tenerla literal a unos centímetros de distancia, pero esta vez no lo estaba tanto como antes ya que Kanao le acompañó en todo el entrenamiento por la mañana y se hizo, APENAS algo de costumbre.
Kanao miró un rato a Genya, que por fín se calmó y logró cerrar los ojos con tranquilidad, todavía con sus brazos subidos... Genya, además de tener cicatrices ya cerradas y de hace años atras, tenía un tono de piel peculiar, color canela o "café con leche" como quién dic :D
Kanao lo miró por unos segundos, tomando valor internamente para luego, tocar suavemente a Genya por su costado, admirando a Genya. Lo que le sobresaltó a este chico, abriendo los ojos para ver que pasaba
Al tacto de Kanao, su piel era suave y gruesa. Se podía considerar que Genya era ""corpulento""en enormes comillas, obviamente con bastante músculo en sus brazos, pecho y abdomen. Lo que lo hacía verse "diferente"
Aquí es donde en definitiva, Genya se había puesto incluso peor que un tomate, dandole su ya conocida "testosterona" que le da con las chicas.
Genya se tapó la cara con su brazo, avergonzado por el contacto físico de las manos de la chica con su pecho y costados, hasta el punto de hacerlo temblar. Las manos de Kanao eran cálidas y de piel delgada con uñas naturales, haciendo que la piel de genya se ponga sensible.
Y no llegó hasta ahí. Genya sentía que su corazón estaba apunto de salirse de su pecho cuando Kanao usó sus 2 manos para "admirarlo mejor", sin darse cuenta de como se sentía Genya al respecto. Por tanto que a Genya no le gustara, su instinto le decía que se quedara allí... Quizás era la pena de actuar como miedoso o ridículo
—Kanao ¿Qué haces?— Preguntó uno de los cazadores anónimos, viendo como las manos de kanao iban por el torso de Genya
—....Su piel es.... Muy suave......—Respondió Kanao, inconsciente-mente con un tono de voz moderado—No sabía.....Que era..... corpulento—
El cazador miró a Genya
—Es cierto— Mencionó el cazador con una sonrisa, mientras se sentaba del otro lado de genya para tocarl igual, poniendo a Genya más nervioso—[CHICOS, VENGAN A VER A GENYA]—
Otros alumnos se acercaron, viendo a Genya siendo tocado, y siendo "los más inteligentes" se unieron. Llenando a Genya de manos en su pecho, estómago, costados y torso
Genya no pudo aguantar más, se tapó la cara con ambas manos, riendo a carcajadas por el sentimiento de todas esas manos. Su piel ya estaba roja y sensible, entremeciéndose por tan tenso que estaba. Y aunque intentaba respirar profundo para intentar calmarse, las manos de los demás le apretaban el estómago hacia abajo por pura diversión, aumentando la sensación de cosquillas en su cuerpo. Incluso Genya intentó empujarlos, pero estos no se movían
Tanjiro no se daba cuenta de lo que pasaba. En cambio estaba sentado al lado de Muichiro. Fueron minutos después que Tanjiro se dió cuenta del desastre que estaban haciendo. Incluso se acercó uno de los cazadores ofreciéndole observar
—Mira Kamado, mira a Genya—
—Si, ya lo había visto antes así—
—¿Quiéres venir a tocarlo?—
—No hace falta tocarlo y menos sin su consentimiento, ya podemos verlo desde aquí donde estoy—Mencionó Tanjiro con una sonrisa genuina
Luego de que se halla ido, Tanjiro siguió hablando con Muichiro. Pero llegó un punto en que se dió cuenta que ya estaban torturando a Genya sin darse cuenta, por lo que ni tubo mas modo que detenerlos
—Ok chicos, ya es suficiente, lo van a desmayar—Avisó Tanjiro mientras apartaba a todos los cazadores con sus manos. Alejándolos de su amigo. Luego de eso se lo llevó arrastrando a una pared para recostarlo de forma que esté más cómodo— De hecho, creo que ya está exhausto—
Por fín Genya podía descansar un poco de "la curiosidad" de sus amigo, aunque ya casi se iba a dormir del cansancio
Muichiro se quedó mirando desde lejos algo sorprendido. Aunque no pudo evitar reir un poco de la estupidez de sus alumnos.
#anime#cosquillas#kimetsu no yaiba#tickleboy#viralpost#para todos#viral#cariñito#lee!Genya#ler!Kanao
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Pole Position (Formula 1 x lectora)
Resumen: la cena de disculpa hizo que la relación entre Lando y Tania mejorara. Pero mientras la mujer sentía una gran felicidad por tener a su idolo como amigo, Lando tenía una idea algo alejada de eso.
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Masterlist de capítulos
Masterlist de mi autoria
~ XVIII ~
—¿Te da miedo?—
—¿Crees que moriremos ahogados o comidos por el tiburón de ahí?—
Tania miraba divertida como Lando mantenia la mirada en el enorme acuario que los rodeaba.
—Primero, eso es un delfín... Y segundo. Moririamos por la misma presión del agua, o aplastados por un pedazo de vidrio. Porque esta cosa tiene que ser suuper gruesa.—
—Que reconfortante.—
... ¿Escuchas ese crujido?—
—¡No! ¡No hagas eso!—Lando rió nervioso, y la chica no pudo evitar reírse con ganas.
—Tú elegiste venir ¿No lo viste antes o qué?—
—No entré hasta aquí, no vi esto... Pero bueno, te gusta. Asi que vamos arriesgarnos a morir solo por eso.—revisó el menú—. ¿Ya sabes qué vas a pedir?—
—Una hamburguesa.—Lando la miró.
—¿Segura?—
—¿Qué tiene de malo?—
Es un restaurante bueno, tiene cosas más buenas y costosas para pedir.
—... ¿Las chicas que sacas a pasear suelen pedir lo más caro de la carta? Pobrecito.—dejó el menú en la mesa—. Quiero la hamburguesa. Para el apartado de reseñas en Instagram.—
—Oh, cierto... Pero no esta Kimi.—
Además de subir historias analizando lugares que visitaban como si fueran potenciales refugios antizombies, Tania y Kimi solían comer hamburguesas y valorarlas con estrellas. Era una tontería, pero era de esos hábitos que solían disfrutar juntos.
—Pero estás tú, asi que tendré otra opinión.—Lando sonrió.
—Bien, pediré una también.—
~¿Cuánto, Lando?~El chico mostraba cinco dedos a la cámara antes de darle otra mordida a la hamburguesa~. Pensé que no te gustaría, esta hecha de salmón.~
—Es un tonto, mira su cara.—Carlos reía apenas, mirando la historia de su amiga.
—Ella se enojó conmigo por tu culpa.—Charles se sentó a su lado, ignorando lo que Carlos le mostraba.
—No creo... o tal vez sí, mira. Me escribió un mensaje apenas gané. "Felicidades, querido. Te lo digo en español para que lo entiendas. Te quiero Carlitos". Corazoncito rojo y corazoncito negro.—
—No lo dije de forma despectiva.—
—Asi se sintió, igual el ofendido debería ser yo, no ella...—
Charles miró las publicaciones de la chica, parecía estar divirtiéndose con Norris. No le gustó nada. Era evidente que Lando seguía interesado en ella, que quería algo más. Y Charles no podía simplemente rendirse.
—Esta bueno ¿No?—Lando miró a la chica, que probaba su helado y asentía enseguida.
Después de dejar el restaurante, el par se dedicó a caminar por una de las calles paralelas a la principal. Puede que no fuera tan concurrida como la calle de los hoteles, pero aún se veían bastantes personas. Algunas se acercaban a pedir autógrafos, nada intrusivo. Era agradable. Uno que otro argentino reconocía a Tania, quien se sorprendía por la presencia de tanta gente de sus tierras en Las Vegas.
—Es algo increíble. Vienen apoyando a Franco desde que llegó a la Formula 1. incluso con lo delicado que está todo en Argentina, hacen el esfuerzo de seguirlo a donde sea para apoyarlo.—
—Harán lo mismo por ti, eso seguro.—Lando caminaba a su lado pensativo—. Es lindo, pero luego se siente una gran presión sobre tus hombros... No puedes fallarles, decepcionarlos.—
Tania lo miró, y entonces recordó algo que quería preguntarle desde temprano.
—... Tú no corriste con todas tus ganas hoy ¿Verdad?—Lando la miró—. No lo sentí asi.—
—Solo quería que terminara.—se sinceró—. Esto del campeonato me estaba destruyendo mentalmente... lo lamento, debe ser decepcionante escuchar que tu ídolo cedió.—
—En realidad me preocupa tu cabecita. Tu salud esta por encima de todo, Lando.—le sonrió—. Sé lo que la ansiedad y las inseguridades pueden hacerle a la cabeza. He batallado con esas malditas por años, pero últimamente ya no las sufro... Tanto.—
—¿Y cómo lo haces?—
—Cuando estoy acostada en mi cuarto, en la oscuridad... Cierro los ojos y hablo conmigo misma.—Lando la miraba con atención—. "Sé que tienes miedo, todo esto es nuevo, hay mil formas de arruinarlo... Pero llegamos hasta aquí a puro esfuerzo y dedicación... Derrumbaste cada barrera impuesta. Y eso es increíble. Siente orgullo de eso...—Tania le sonrió—. Ése es mi discurso automotivador.—
—... ¿Y el pánico por lo que vendrá después?—
—No pienses en lo que vendrá, piensa en lo que harás antes. No pienses en ser campeón, piensa en dar una buena carrera, en no perder el control del auto... Preocúpate por el ahora, lo que viene después es asunto del Lando del mañana.—Lando lo meditó en silencio. No entendía del todo lo que la mujer le decía, pero se hacía una idea. Y creía que podría ayudarlo—. Ahora ya perdimos el campeonato de pilotos, pero el de constructores aún está ahi.—
—¿"Perdimos"?—
—Soy tu fan, estoy contigo.—le dio un empujoncito—. Y puede que McLaren no sea mi escudería favorita, pero es la tuya, asi que la apoyaré.—Lando la miró divertido.
—¿Cómo que no te gusta McLaren pero yo si?—
—Una cosa es el piloto, otra es la escudería.—soltó con obviedad—. A donde sea que vayas, seguirás siendo mi favorito. Eso no cambiará.—
—¿Y cuál es tu favorita?—
—Ferrari.—
—Porqué no me sorprende...—rodó los ojos divertido—. ¿Crees que podrían ganarnos?—
—¿Después de esa mini batalla pasivo agresiva de Charles y Carlos? No sé, veo quiebres.—lo tomó de las mejillas con una mano, amenazándolo con el helado—. Asi que corre bien y no vuelvas a bajar cambios.—Lando rió entre dientes, asintiendo enseguida.
Tania no estaría en Qatar.
Mary le pidió que volviera a Michigan, tenían cuestiones del auto y sponsors que debían charlar. La joven se deprimió, la emocionaba acompañar a Franco en la tierra que los vio ser campeones del mundo, pero tenía obligaciones.
Asi que el lunes por la noche, la joven ya estaba camino a casa.
Grande fue su decepción al ver lo que pasó con Franco y Ocon.
Y ni mencionar su frustración con lo de Lando.
#español#x lectora#formula 1#lando norris#charles leclerc#formula uno#franco colapinto#formula 1 x lectora#formula x reader#formula one
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QUIMERA V
descripción: es una narración compuesta en varias partes de dominika y su psicóloga antes de ingresar a la academia donde se narran recuerdos, motivaciones, pensamientos y percepciones del personaje.
V. trueno (un momento feliz)
bueno, pero ahora ya no eres ese niño de nueve años.
por suerte.
¿crees que has cambiado?
de ropa, de casa, algunos hábitos
¿nuevas relaciones?
una, te sorprenderá.
sorpréndeme.
el cielo ennegrecido y las estrellas ocultas entre nubes grises. la lluvia cada vez apretaba más y a pesar que el paraguas cubrió en un inicio sus vestimentas, ahora de nada le servía. prendas húmedas pegadas a su piel y un cabello que desprendía un sin fin de gotas. el camino era el mismo que siempre hacía, su nuevo apartamento no se encontraba lejos de su antiguo hogar. eso le garantizaba el poder hacer visitas ocasionales a las hermanas cuando le necesitaban o la nostalgia le golpeara la puerta.
ese día era curioso como la gente se había ocultado, ni un alma recorría las calles y los vehículos se escuchaban distantes, quizá todo estaba predestinado a suceder de esa forma. porque además del sonido de la lluvia y el rugido de los truenos había un sonido más que llamó su atención.
maullido agudo le descolocó hasta que pudo observar al animal frente a el. un felino completamente negro y de mirada esmeralda, apenas tendría dos meses y se notaba demasiado hambriento como para rugir o tener miedo ante una presencia tan grande. dominika lo observó, rebuscando en los alrededores un posible dueño o una figura materna que le acompañara y aunque nada visualizó en aquel momento, no negó la posibilidad de que allí estuvieran. en la oscuridad, esperándole.
¿no le adoptaste?
no le iba a apartar de su familia.
caminar continuó, deseoso de llegar finalmente al hogar para poder descansar y tomar una ducha cálida. con suerte no se resfriaría, pero con la suerte que corría y lo pésimas que eran sus defensas sabía que sus posibilidades eran escasas. y fue en aquel entonces cuando la llave abrió la cerradura que lo escuchó una vez más. atrás, impaciente, como si al igual que él estuviese deseoso de acceder a un hogar seco para descansar. le había seguido el par de cuadras en silencio y ahora era demasiado tarde para volver al sitio en donde lo había encontrado una primer vez. en el interior del apartamento y con luces encendidas le puso un poco de comida que tenía en su heladera, algo de agua y partió para el baño. le otorgó libertad y en ningún momento buscó irrumpir su espacio tocándole o cargándolo, era temporal. cuando finalmente su día había terminado y su cuerpo se dejó caer sobre la cama le sintió llegar, travieso, sigiloso, buscando un poco de calor contra su cuerpo y acomodándose en todas las formas posible hasta encontrar la más cómoda y con el llegó aquel sonido, familiar, como si la lluvia siguiese en el interior de su hogar. un ronroneo intenso que acaparaba toda la atención y compró por completo la voluntad de permitir que ambos compartieran hogar desde entonces. trueno fue el nombre que le otorgó.
¿aún no crees en el destino?
no, esta vez fue el quien decidió que quería estar aquí.
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Big y Knuckles.
Un pequeño hilo de energía del caos lo distrajo de su labor con la maleza. Fue apenas un toque, un ligero murmullo en el viento.
Como alguien que creció rodeado de energía Caos, para Knuckles, notar estas pequeñas muescas de energía no es algo complicado o poco común de sentir.
Todo ser vivo-planta, animal o persona- tiene su propia firma de energía, muchas veces picos leves de energía viajaban con el viento, cuando un animal muere los remanentes de energía que aun existían en el se volvían uno con el viento, cuando un niño nacía la nueva energía viaja anunciando su llegada. Son sensaciones tan poco nítidas que, para una persona normal, es imposible sentirlas.
Pero, el no es una persona normal, y esta pequeña energía, a diferencia de las demás, fue enviada a propósito, llamándolo y pidiendo su atención.
Intrigado, decidió rastrear al dueño de esta curiosa energía, dejo de lado su tarea, permitiendo que algunos Chaos curiosos intentaran continuar con esta.
Camino hasta el altar y, una vez que llego a la cima, asumió una posición de loto, cerro los ojos e intento conectar con el pequeño hilo. No fue difícil, la energía no se iba, era insistente en querer su atención, pasaron unos minutos y cuando encontró al dueño se sorprendió un poco.
Giro su vista hacia la esmeralda maestra, preguntando en silencio si no se equivoco de persona, un leve brillo le confirmo que tenia a la persona correcta.
Volvió su mirada al frente, extrañado. La persona que busca su ayuda es alguien con quien rara vez habla.
No queriendo darle más vueltas al asunto se puso de pie, miro una vez más a la esmeralda, prometiendo volver más tarde y bajó a la superficie.
**
Cuando llegó al lugar al que la energía lo guio observó un momento su alrededor, el lugar era precioso, un gran bosque con pinos enormes rodeando un gran lago, pero esta hermosa vista se arruinaba por las aguas turbias del lago, tan sucio, tan contaminado.
Un ruido de pasos a su izquierda y un sonoro "Croack" le indicó que su presencia había sido notada. Pero cuando enfrentó a su compañía el único que lo recibió fue Froggy, a muchos metros de distancia, Big sostenía una cesta con una mano y con la otra lo saludaba desde la distancia.
Regresó el saludo confundido, Froggy a su lado, volvió a croar llamando su atención, aunque la energía de Big lo había llamado, parecía que Froggy era con quien tendría que dirigirse. Intentó concentrarse en lo que Froggy intentaba comunicar pero la cara seria de la rana y el baile nervioso de Big lo hicieron imposible.
"Espera", con un suspiro frustrado cortó el interminable croar de la rana y dirigió toda su atención a Big. "¿Para que me llamaste?"
Knuckles es una persona a la que no le gusta andar con rodeos y su forma de hablar puede ser muy contundente y, en algunos casos, grosera. Algo que sin duda ponía nervioso a Big.
Recordando la naturaleza suave del gato, Knuckles intento replantear su pregunta sin sonar enojado. "Perdón, er, ¿Qué necesitas Big?"
Big aun se veía nervioso, por lo que fue paciente, tomando valor el gato se acerco a el y le entrego la cesta que sostenía, estaba llena de fruta.
Knuckles le dio una mirada interrogante.
"Necesito que me enseñes a controlar la energía Caos... por favor"
Knuckles parpadeo sorprendido, esto, no era lo que esperaba. Saliendo del estupor pregunto, "¿Por que?"
Big, que en algún momento había recogido a Froggy del suelo, le explico su situación.
"Tengo que limpiar el lago, pero es muy grande"
Necesitó un momento para entender lo que Big quería decir, miró el lago y luego a Big, lo hizo al menos dos veces más hasta que entendió.
"Ho, tu, ¿Quieres purificar el lago?"
Asintiendo furiosamente Big volvió a decir "¡Tengo que limpiarlo!"
"¿Por que?"
Con la mirada fije en Froggy mientras que al mismo tiempo acariciaba la barbilla de la rana, hizo un puchero y repitió su respuesta.
"Tengo que hacerlo"
Knuckles solo lo miro en silencio, entendía lo que quería decir.
Así como él tiene secretos hacia sus amigos, Big también tiene sus secretos.
Pero este es uno que comparten, él, al estar en contacto con tanta energía del caos, se podría decir que es un espíritu de la naturaleza, puede sentir el mundo, cada planta, roca, insecto, persona o animal, es como si la naturaleza y el fueran uno, pero no es algo de lo que hable con alguien más, hasta ahora, al parecer. Big, no sabe mucho sobre Big, pero con su sensibilidad al Caos, pudo saber, desde que conoció al gato, que no es alguien normal, no es un Dios o un ser todo poderoso, es, a lo que el concierne, un pequeño espíritu de la naturaleza. Porque se ha asociado con personas normales es algo que a Knuckles no le interesaba, de todos modos, ¿Quién era el para criticarlo?
Big es algo así como un duendecillo, donde Knuckles podía controlar la naturaleza a su alrededor, Big se encarga de mantener limpios pequeños cuerpos de agua y, a diferencia de él, que puede decidir cuando hacerle caso a la naturaleza y cuando no, Big TIENE que cumplir con la tarea que la naturaleza le encomendó. En este caso purificar este gran lago, algo que el felino nunca ha hecho.
Volvió a mirar al gato frente a el, que ahora se distraía con una mariposa, soltó un gran suspiro, miro al cielo, hablando silenciosamente con la esmeralda.
Reafirmo su agarre a la cesta de fruta y hablo en un tono alto pero suave al gato que daba vueltas persiguiendo su cola.
"Big, ven aquí, hay que irnos"
"¿Irnos?, ¿A donde?, no me puedo ir, ¡tengo que limpiar!"
"Lo se, por eso iremos a Angel Island, te ayudare a que aprendas a usar tus poderes y cuando lo hagas podrás volver y limpiar el lago"
Big tardo unos momentos en entender, pero cuando lo hizo, una sonrisa brillante acaparo su rostro, corrío con los brazos abiertos y levanto a Knuckles en un gran abrazo.
"¡Hurra!, ¡Gracias Knuckles!"
Contagiándose de la felicidad del más grande una pequeña sonrisa escapo de los labios del equidna, "Si, si, esta bien, ahora bájame para que podamos irnos"
Acatando la orden, Big lo bajó y siguió contento a Knuckles, Big tiene los mejores amigos.
*
*
*
No se sabe casi nada de Big, el chico sale de la nada, y para rematar aparece en los portales de Sonic Frontiers, ni siquiera el sabe como llegó ahí, así que dije, bueno me porque no hacemos de Big un pequeño espíritu de la naturaleza.
Así que aquí está esta primicia, Knuckles, Guardian de la M.E, posible Dios de la naturaleza, tomando bajo su cuidado a Big, un espíritu de la naturaleza menor, al cual puedes ver rondando de vez en cuando en Angel Island.
#knuckles the echidna#big the cat#Big es muy ingnorado hay que cambiar eso#espirtu de la naturaleza big#knuckles posible dios de la naturaleza#estoy un 100% segura que Big tiene autismo#pero no nos importa asi lo amamos
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Frank… soy yo…
Cuando Frank tenía nueve años, su papá lo disfrazó de Marlon Brando para Halloween. No fue muy difícil, se limitó al pequeño traje que usaba los domingos en el servicio de la iglesia y le rayó un escueto bigote. Para la quijada le compró una bolsa entera de chicles e hizo que los mascara todos juntos hasta que perdieron sabor. Una vez que esa gigantesca plasta de goma dejó de tener sabor hicieron dos ovillos con ella y los dejaron endurecer; por la noche Frank se las puso en los costados de la mandíbula.
Se dirigían al centro del pueblo para pedir dulces, cuando pasaron frente a la casa de la señora Liudmila, su papá se escabulló hacia su jardín para arrancar una rosa. La señora Liudmila salió a corretearlo
—¡Es para un disfraz! — Gritaba el papá mientras zumbaban las piedras que pasaban rozando su cabeza.
La señora Liudmila apaciguó su coraje cuando se percató del niño de traje. Caminó enternecida hacia él y le preguntó:
—¿Quién serás?
El niño, impresionado por aquella mujerona que por inercia aún sostenía una piedra por lo alto, se limitó a apenas emitir, con desconcierto, un leve
— Yo…
—El padrino – Se apresuró a completar su papá, avergonzado aún por el hurto cometido, mientras colocaba la rosa en la solapa del pequeño traje.
Al ver completado el outfit, Liudmila no pudo más que soltar la piedra e inclinar su torso para pellizcar suavemente la mejilla del niño…
—Se ve muy guapo, se parece más a Marlon que al padrino.
Desde entonces ella lo llama Marlon cada vez que lo ve. El día de hoy, mientras pedaleaba su bicicleta de camino a casa de Karina, escuchó ese grito amable - ¡Adiós Marlon! – Frank volteó, y ahí estaba Liudmila, tan entera y vital como hace tantos años, cuidando ese mismo jardín en el que decidió cambiar las rosas por tulipanes, claveles y un par de enredaderas que enmarcan la escena como si fuera un cuadro, al que sólo quien lo pintó sabe que le falta una rosa. Frank le devolvió una sonrisa que, por la distancia, difícilmente percibiría ella; así que decidió despegar su mano del manubrio para agitarla por el viento en un adiós cuando súbitamente oyó el claxon de un tráiler color naranja.
Frank alcanzó a recuperar el manubrio y giró rápidamente hacia la derecha, zigzagueando unos cuantos metros, y cayendo sobre su tobillo derecho. Mientras veía al tráiler alejarse con ese claxon desvaneciéndose en la distancia, volteó, a ver si Liudmila se había percatado del ridículo percance que acababa de tener. Pero en ese momento ella estaba de perfil y en ese jardín no había más movimiento que el agua que caía de la regadera que Liudmila sostenía tranquilamente. De inmediato Frank recuperó la dirección de su viaje y siguió pedaleando.
Poco antes de llegar a casa de Karina entró a una panadería a buscar una rebanada de mil hojas, el favorito de ella. Si no la encontraba se conformaría con un par de madalenas. Cerca de los bísquets se le acercó un hombre musculoso que le dijo – Yo te conozco. – Desconcertado, pasó de largo al pasillo siguiente. Con la mirada furtiva entre las teleras notó cómo el sujeto se secreteaba con otro de mediana estatura y aspecto juvenil. Se apresuró a tomar un par de panqués y fue rápidamente a la fila de la caja. Detrás de él se formaron un par de señoras que lo veían de forma un tanto lasciva. La incomodidad llegó a tal punto que sintió la urgencia de soltar el pan en la barra y salir de ahí cojeando, pues la caída de la bicicleta ya empezaba a dolerle. Se encaminó hacia la puerta por donde en ese momento entraban un hombre y su hijo de nueve años, completamente indiferentes a la escena que ahí se desarrollaba; incluso a pesar de que, en su apresurada y descontrolada huida, Franka dio un ligero empujón el hombro al papá. Al salir, aquél hombre musculoso le alcanzó a gritar desde la puerta de la panadería —¡Tú eres el mejor!
Al llegar a casa de Karina noté que se había cortado el cabello, se ve muy guapa así; al mirarla, por dos breves segundos, me sentí como un náufrago que no sólo toca tierra sino la superficie más hermosa nunca vista. Le pedí disculpas por no llevar pan como lo habíamos acordado. En cambio, ella sí había preparado nuestro acostumbrado café de olla. Me dijo que no me preocupara y me preguntó si había tomado “mi” pastilla para el dolor, antes de que siquiera le contara por qué llegué rengueando. Eso me gusta de ella, que es muy observadora.
Ella no dejaba de ver mi mano que temblaba mientras le conté lo sucedido: desde el tráiler hasta la panadería. Terminado el relato de mi travesía, ella dejó de ver mi mano y apuntó hacia mis ojos. Su rostro me parecía diferente, algo había o algo faltaba, pero no atinaba a saber que era. Sin embargo, su mirada me parecía conocida, eterna. Sentí vértigo porque supe que sólo eran unos instantes, esa mirada furtiva se iría como siempre, como el embrujo de algo que se aleja para ser buscado, dejando pistas en diferentes rostros para nunca dejarse atrapar.
—Ay, Frank…lo que te voy a enseñar... parece que no te ayuda mucho. Es como si reiniciáramos cada vez desde cero, en lugar de dejar correr la historia desde este punto. Se que, si no lo hago yo, fácilmente lo puede hacer cualquiera. Pero por alguna razón siempre vienes para acá.
Dejó de mirarme y prendió su celular. Escribió mi nombre en el buscador. Empezaron a salir fotografías que no recuerdo haberme tomado más joven: con esmoquin, en la playa con mejor tono muscular del que he podido tener nunca, y tantas otras como si fuera un modelo o algo así. Creí que era una broma hecha con alguna clase de aplicación. Siguió scroleando la pantalla y había fotos de un hombre tirado en el concreto a escasos dos metros de una bicicleta hecha añicos bajo las ruedas de un tráiler que se había impactado contra una barda, no lejos de ahí había grúas, luces y cámaras y hombres vestidos de negro con letras amarillas en sus camisas que decían “Los pasos de Marlon Staff”. Se supone que Los pasos de Marlon es una película en la que yo actuaba de protagonista. Y que cuando estábamos filmando una escena en la que yo llegaba en bicicleta a casa de una chica, los de Staff, que mantenían cerrada la calle, y los stunts dejaron pasar, por descuido un tráiler naranja que se tenía contemplado para otra escena. El tráiler me interceptó en la esquina de una cuadra por donde la cámara me iba a tomar desde un plano general. Aún siguen buscando al verdadero culpable. Google también daba entradas a entrevistas con la directora de la película, con el operador de cámara, con el staff, y otras personas que no conozco.
Karina me preguntó si me sentía listo para ver un extracto de la película. Nos mentí y dije que sí. Y es que seguía sin sentirme parte de esa situación que describía toda esa supuesta y aparente evidencia. Me era ajena la existencia de una película que por casualidad me ubicaba como Marlon, el mismo apodo con que me conoce la señora Liudmila. Y, sobre todo, me era ajeno el accidente. Karina abrió Youtube y me mostró una secuencia:
Un párvulo joven camina por un callejón (me niego a que sea yo, sólo es alguien más joven que se me parece). El chico llega a la esquina de una casa, saca un par de piedritas de la bolsa de su pantalón y las lanza a una ventana volada que está en un segundo piso. Por entre las cortinas se asoma la sombra de una mujer joven de cabello largo, le hace señas de que se vean en la entrada principal. Él brinca una barda y llega a la fachada de la casa. Detrás de una de las columnas que flanquean la puerta de la casa sale la joven. Ahí está esa misma mirada furtiva. Me dice que es difícil para ella decirme que ya no me quiere ver más, que su novio se puso muy violento la última vez que escuchó mi nombre, y que tiene planeado irse mañana con él a la frontera en su tráiler. Nos abrazamos y a ella se le salen un par de lágrimas; está a punto de besarme, pero nuestro abrazo se desintegra por el grito de su mamá que nos sorprende. Ella (una actriz que se parece a la señora Liudmila) cree que yo he andado “sonsacando” a su hija Kristina, yo lo niego todo y la señora empieza a tirarme manotazos, mientras me reclama haberle dado alcohol y drogas a su hija, yo me asusto porque no recuerdo cosa alguna relacionada con eso. Kristina, mientras llora bajo la luz de la puerta de su casa, le dice que no me pegue, que no soy yo. Logro escapar por la barda. Después hay una toma cenital de mi con ese rostro joven contemplando el techo. Un fundido encadenado muestra un amanecer, le quito el candado a mi bicicleta, me trepo y salgo de cuadro.
Se acaba el video y Karina apaga su celular antes de que se reproduzca ese molesto anuncio de seguros de siempre. Yo me quedo con la intriga de saber qué pasó en la película, más que saber lo que pasó después del accidente. Pero dice que quedó inconclusa, que ese y otros fragmentos se filtraron cuatro años después, y la gente los sube y los baja de la red intermitentemente.
Después me contó que “mis” pastillas para el dolor son porque a veces vuelve el dolor de las operaciones reconstructivas en gran parte del lado derecho de mi cuerpo. Llegando aquí, antes de sentarme a escribir, me desnudé y lo comprobé, no he tenido valor de ver un espejo. También me sugirió tomar el antidepresivo que guardo en el cajón de este escritorio, y me sugirió buscar en ese mismo cajón mi acta de adopción que, se supone, comprueba que no tuve familia sino hasta los diez años. Ya los tomé, pero el acta y mis otros documentos legales los revisaré más tarde.
Cuando Karina empezó a contarme cómo es que nos conocemos voltee a verla y me perdí buscando aquella mirada, pero no había nada, sólo un rostro que me hablaba como a alguien conocido. Salí del trance cuando ella dijo —He pensado que el hecho de que me sigas encontrando aquí tampoco ayuda mucho a tu memoria. Será mejor dejar este florero vacío. — Mientras señalaba un rosa.
Alguien toca a la puerta│
—Fran. Soy yo,│
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🔏 Darío
YUE TE ADVIERTO QUE SE TE VIENE UN MUCHO TEXTO KSKSK
Fue el tercer hijo en nacer de Luise y Frans,siendo seguido por su hermano gemelo Arián su vida era normal una familia que lo amaba,situación económica estable y incluso podría decirse que bastante buena pero no todo era alegria
Cuando tenia 5 años fue diagnosticado con la enfermedad del odio y el CIPA(Ojo que Arián solo tiene CIPA),su madre estaba bastante mal por que sabía los riesgos que llevaba el tener CIPA por ser una doctora igualmente empeorando Dario tendría que lidiar con la enfermedad del odio por toda su vida,sus padres no lo dejaron por nada del mundo de lado ni a el ni a su hermano ni a sus hermanos mayores
Cuando llegaron a la escuela sufrieron bastante bullying por su condición,les echaban agua hirviendo,agua extremadamente fría y con hielo o nieve dependiendo de la estación o los golpeaban hasta dejarlos sangrando,Dario y Arián no le prestaron mucha importancia pues no les dolia o los hacian sentir vulnerables. Aún así a su madre no le parecio nada bien y les dijo:
"Ustedes les guste o no se comenzaran a defender,están vulnerando sus derechos y si les dan de su propia medicina les aseguro que van a parar"
Ya llegó un año donde se cansaron de esto y se enfrentaron los 2 en un mano a mano contra los 10 chicos que se burlaban de ellos,obviamente Dario y Arián ganaron por el entrenamiento que habían recibido desde muy pequeños y la fuerza monstruosa heredada por su madre,los suspendieron unos días pero después de eso nadie se atrevió a molestarlos e incluso Arian hizo amigos
El problema era Dario,descubrieron que tenia un grado de ansiedad social y le aterraba el mero hecho de conocer a gente nueva u hacer amigos por miedo a un rechazo social que lo dejase humillado,sus padres trataron de ayudarlo como pudieron pero esto no daba resultados evidentes más que a Dario no se le trabara el choclo mientras trataba de hablar
Dario tenia mucha frustración acumulada y un día lo que nadie quería pasó Dario con sus 13 años de edad comenzó a insultar y repudiar a su madre,no por que ella lo haya maltratado,no por que nunca lo haya querido si no por que él no sabía como controlar la frustración acumulada de tantos años. Su madre no se defendio,no habló,no le dio una cachetada no hizo nada más que llorar pues su mayor miedo de que uno de sus hijos la rechazara se cumplió,después de esto Dario hizo una mochila con su ropa,provisiones y dinero suficientes para vivir un tiempo fuera de casa pero lo que el no sabia es que por su culpa su madre cayó en un estado muy deplorable con sus flores,apenas era capaz de hablar y el estres causado por la situación hizo que tuviese un brote de flores muy agresivo que la dejó internada en el hospital Dario se enteró por su hermana menor la cual era Tōko ella apenas lo vio le comenzó a gritar,y golpear desesperada culpandolo de que:
"NUESTRA MAMÁ MURIO POR TU CULPA Y TU SOLO TE VAS?! QUE TE CREES? ERES UN ASCO PENSÉ QUE NOS QUERÍAS!"
Tras este problema nunca más quiso volver a su casa,encontró un hogar nuevo y un nuevo trabajo,cuidar a universos alternos de algún caos externo en ese tiempo justo en ese tiempo se dio cuenta de la cagadota que hizo y se comenzó a arrepentir cayendo en una ligera depresión la cual seria curada en una batalla decisiva,en esa batalla a sus 16 años perdió la mitad de su brazo izquierdo habiendo quedado en un estado de salud horrible,no podría salir por unas semanas por estar aún sanandose y recuperando la sangre que perdió en tal batalla
Mientras llegaba a una adultez temprana(18-20 años)conoció a una chica la cual lograria ser su novia,aún así ella era muy manipuladora con él y le hacia realizar cosas que él no quería pero accedia por temor a quedarse solo,un chico que logró hacerse amigo de Dario haciendo que él abra los ojos y la abandonara,Dario lo hizo y se alejó de esa relación
Después de esto su vida fue normal(? Seguía cuidando a civiles en las sombras,combatiendo contra amenazas y viviendo solo en su cabañita del bosque,hasta que un día se perdió en un portal y llegó a un palacio conociendo a dos chicas
Entabló una conversación con la princesa Cristel que a su opinión facilmente podría considerarla la mujer más hermosa y tierna de la tierra,al final se dio cuenta que se enamoró de ella
Lo demás ya es historia en realidad
Luise y Cristel son tuyos u u👉👈
#yue <3#annoying moth asks#oc:dario skeleton dreemurr#oc:francene dreemurr#luise x francene#fanchild#dario x cristel
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